Estudios Arzans

Imágenes paganas
Virtud versus pecado en el relato de la guerra en de Vicuñas y Vascongados de la Historia de la Villa Imperial de Potosí de Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela
Por: Sidney Torres Tejerina
Ensayo presentado a la Maestría en Literatura Latinoamericana. Diciembre de 2010.
La muerte del padre Pedro Alonso Trujillo -como encarnación de la virtud y el martirio-, en contraposición conla maldad, la falsa virtud, la mentira y la inmisericordia, desencadenaron, según los relatos de Bartolomé Arzáns Orsúa y Vela, uno de los tantos conflictos que forman parte de la relación de guerras civiles entre el grupo de los españoles vizcaínos y uno segundo, que reunía a los andaluces, criollos y miembros de otras naciones, incluyendo a algunos de los indios congregados en la Villa Imperialde Potosí. A través de la relación, no obstante, no se particularizan los conflictos, sino, más bien, se los inserta dentro de una esfera mayor: la de la confrontación generada por la disputa de la riqueza argentífera del Cerro de Potosí. A guisa de bisagras, el autor de la Historia de la Villa Imperial de Potosí menciona la muerte del capitán vascongado Juan de Iranieta y la del sacerdote jesuitaTrujillo, para luego dar paso a una seguidilla de escaramuzas y matanzas que derivan en preparativos y enfrentamientos a mayor escala. La sucesión de los hechos luctuosos es denominada “Guerra de Vicuñas y Vascongados”. El apelativo de uno de los bandos, que se autodenomina los “vicuñas”, está relacionado, a su vez, con una imagen incipiente de independencia en las colonias americanas (ANDERSON.1993. Págs. 23-25). Ella permite dilucidar, en medio de la disputa, el germen de una nacionalidad criolla, opuesta a los privilegios de los extranjeros en Potosí. Arzáns, si bien con tono imparcial, no puede sustraerse a este contexto y al hecho mismo de ser criollo. La fuerza de su cristiandad es su guía en el recuento y ponderación de los acontecimientos. Su apego a los preceptos de la divinidadconfigura una visión modélica cristiana que intenta equilibrar el recuento. Así, condena la barbarie de la violencia, tanto de los peninsulares como de los nacidos en territorios de la Audiencia de Charcas, pero sin soslayar el surgimiento de un nuevo grupo o especie de habitante de la Villa. El nuevo ente se diferenciará de su contrincante, al menos en esta parte de la Historia, no por una menorviolencia y barbarie, sino fundamentalmente por su origen y subalternización, en referencia a los grupos de vascos o “chapetones”. De esta forma se llega a construir una memoria que trasciende los límites de la oficialidad, contraponiéndose a sus imágenes y poderío, al incluir al invisibilizado criollaje en un rol protagónico.
El escenario de las acciones, sin embargo, no es menos importante.La Villa Imperial, junto a su Cerro, son los entes mayores o marcos en que se moldea la vida de los habitantes potosinos. Un sitio que despierta pasiones y envidias por la abundancia de la plata, dominado por la influencia del planeta Marte, y cuyos habitantes ceden a la codicia, a los deseos y placeres de la carne. Este contexto condicionante, no justifica ni inhibe la reprensión y lamento delautor respecto a sucesos que conviven entre las esferas de la rememoración y la proyección apocalíptica. La guerra entre vicuñas y vascongados es uno de los azotes de Dios a la Villa, por la maldad de sus hombres. La codicia, y el malestar generado por quienes usufructúan los derechos y privilegios sobre la riqueza del Cerro son los elementos que generan la verdadera disputa entre los bandos. Lasinconductas despertadas por la rivalidad se tornan de esta manera en las causas de evocación de otra imagen: la de la gloria menguada o perdida de la que vendrá a ser, años más tarde, cuna de la emancipación criollo-mestiza en el Cono Sur y semilla de la actual nación boliviana
La lectura del fragmento de las guerras civiles a que apelaremos se circunscribe formalmente a los capítulos II y III...