Europa entre guerras

EUROPA EN CRISIS 1919-1939
Europa se enfrenta bruscamente con los problemas que sufría a principios de los años 20, particularmente las rivalidades entre las nacionalidades, con las aspiraciones de los pueblos que acaban de afirmarse abiertamente con una fuerza irreprimible, de alguna manera enlazan con la inspiración de las revoluciones anteriores y la revolución soviética. El parecido con lasrevoluciones liberales del siglo XIX es sorprendente, la lucha por la democracia política, la primavera de los pueblos, el gran movimiento de emancipación de las nacionalidades. Tras cuarenta años de silencio forzado vuelven a surgir toda una serie de problemas y aspiraciones. De esta forma, el estudio de la crisis política de Europa entre 1919 y 1939, vuelve a alcanzar una actualidad inesperada yhasta se convierte en un imperativo para comprender los acontecimientos inmediatamente contemporáneos.
La crisis de la economía fue un duro golpe por su magnitud y alcance de sus consecuencias y ha dejado recuerdos indelebles; por esta razón se quiso hacer de ella la causa principal y el acontecimiento ordenador de todos los demás. El éxito de Hitler se presenta como una consecuencia de lacrisis. El progreso del análisis económico y el predominio de las explicaciones deterministas y reductoras influidas por el marxismo han contribuido a presentar la crisis de los regímenes democráticos como una consecuencia de la desestabilización de las economías.
Pero la realidad es otra: el sistema de relaciones entre las serie de fenómenos es más complicado que aquél que consiste en explicar quetodo procede de una única relación de causalidad. A este respecto, la cronología es una guía segura dentro de la maraña de hechos: el orden de sucesión impone sus leyes ante los intentos de explicación. El estudio de la cronología resulta convincente para nuestro tema, si bien es verdad que las dificultades de carácter económico alimentaron la crítica política, y que la impotencia de los regímenesde tipo democrático para conjurar los efectos de la crisis debilitó sin duda su capacidad para resistir a los asaltos de los adversarios. La oposición a las instituciones parlamentarias como principio de la democracia representativa no había esperado para afirmarse a que la crisis mundial viniera a golpear las economías europeas. La puesta en cuestión del orden establecido comenzó a expresarseya desde mediados de los años veinte, es decir, en un momento en que Europa había recobrado estabilidad y prosperidad. En este sentido, el caso de Francia es significativo: lo que llamamos el espíritu de los años treinta, que se expresó en todo tipo de publicaciones y que se caracterizó por un rechazo de los postulados de la sociedad liberal, debería llamarse espíritu del año 25. La crítica bebeen fuentes distintas a la explicación de la crisis y utiliza argumentos distintos a los meramente económicos. La sociedad que se rechaza no es una sociedad azotada por la crisis y utiliza argumentos distintos a una sociedad próspera. La crítica no toma como pretexto sus dificultades o fracasos: culpa a su éxito, que condena en nombre de las ideas; denuncia el materialismo y el individualismo deeste tipo de sociedades. El éxito material y la prosperidad, lejos de atenuar el rigor de la crítica, la exasperan.
Este período de veinte años no presenta ni una unidad ni homogeneidad. Se divide en varias secuencias, cada uno con un carácter diferente. Primero hubo una posguerra: la expresión se justifica plenamente. Pero la guerra quedó atrás y las tareas que requerían todas las energías eranla anulación de sus secuelas, la reparación de los daños, la reconstrucción de todo lo que había sido destruido o trastornado: instalaciones materiales, desórdenes monetarios, ruinas morales, instituciones. ¿Hasta cuándo se prolonga aquella posguerra? Creo que podemos darla por finalizada en 1925. Con el acuerdo de Locarno, las relaciones internacionales se basan en unos nuevos principios y...