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Capitulo 1. “Café”

Debo de serles sincero en este aspecto; poco he podido recolectar después de la tragedia en el plano de la información: la escena era un rompecabezas de objetos. Más de unoecharía el ojo jugando al detective con suerte a ver si lograba desenmarañar el enigma en uno o dos toques; al ver que no era éste el caso que encajaba en sus vagas pretensiones pegaría media vuelta sindisimulo, con la excusa de tener una cita importante (probablemente virtual) y tomaría el rumbo hacia el cálido hogar.
Claramente no soy ese tipo de personas; así que pasé casi cuatro horasexaminando la oficina tomándome luego un merecido descanso para usar la máquina de café expreso.
Nunca se sabe; recuerdo un caso resuelto por el célebre criminólogo Ramón Baccan que en medio de un peritajellevado a cabo por un aparente homicidio conyugal, transitando sus minutos de intervalo para reflexionar, no tuvo mejor idea que probar el café que estaba preparado en la clásica cafetera italiana y sinantes aludir a la fealdad de los sorbos que estaba degustando cayó en grave estado quince minutos después con un grado de intoxicación
aguda, que provocó la disfunción a punto de colapso de suspropios riñones, quedando luego cerrado el caso y la mujer del difunto llevada a juicio por haber vertido cantidades mortales de Clonazepam en la bebida después de una enardecida discusión . O almenos eso es lo que cuenta el expediente.
Vuelvo al trabajo. Miro la escena y todo parece un poco más nuevo, quizás ordenado de acuerdo a las pretensiones caprichosas de un demonio displicente que seempecinaba en que toda la disposición de los objetos acompañara la expresión de auxilio de la víctima. Esparcido sobre el esmalte blanco de la mesa, yacía el goteo de sangre que enmarcaba en degradé lasilueta del cuerpo, tal expresión delata quizás lo que la física no puede ocultar para cualquier acontecimiento material: la dirección de las gotas, su cantidad y frecuencia, su expresión que acusa...