Ficciones

Borges, Jorge Luis. 2008. Ficciones
Mentiras
Borges se está burlando de nosotros, de eso no me queda duda. Y digo está, porque todavía vive en algúnespejo o en alguna rama de algún cuento sin final. Mentiría si dijera que fui capaz de digerir y entender todas las ideas que plantea, ni siquiera estoy seguraque haya intentando plantear “algo”, sino más bien hacer una descripción de “las cosas como son”. Antes de leer este libro, me atormentaba la idea quesupone a la literatura fantástica como “lo irreal” pues siempre me ha atraído la contraparte que concibe a la “ficción” como igual o hasta más real que la“realidad” misma: que la historia. Las posibilidades como hechos.
Creo entender la memoria como un recuerdo y a éste, a su vez, como una construcción mental, a lomucho una recreación, una copia de la realidad que ya fue: nunca los hechos en sí. Entonces, supongo que si la historia es la exposición de acontecimientospasados (y estos no habitan en otro lugar pero en nuestra memoria), sería válido concebirla no menos irreal que la ficción.
Lo poco que puedo entender delos laberintos que Borges dibuja es que hablan de esto, del tiempo reflejado en el espejo, una especie de Alicia, hombres que sólo existen si los leen,libros que sólo se leen cuando se sueña: una aparente mentira que siempre está, que no se acaba; una alternativa más real, más bella, menos manchada de falsasconstrucciones, que no se deja engañar por el recuerdo, pues el recuerdo pertenece al pasado, y en un mundo como el que Borges crea, éste no existe.