filosofo

No pretendo exponer aquí una definición concluyente acerca de la
adultez, sino que más bien proponer un aspecto que me parece importante
para entender la vida adulta.

Se hace fácil diferenciarcotidianamente a un niño de un adulto, en
términos físicos (uno menos avanzado en el desarrollo que el otro), en
términos de las actividades diarias (escolares o laborales), en términos de (aveces) una vida en pareja, hijos etc. Sin embargo, ¿qué es lo que nos
diferencia de un niño a nosotros los adultos en términos de vivencias
internas?, ¿Somos realmente diferentes o sentimos igual?

Unniño básicamente depende de otros, lo que limita sus posibilidades
de decisión y se puede decir que lo que él “decide” depende de lo que
quieran o estipulen los adultos de los cales él depende. Sus“deseos” no son
independientes a los deseos de los adultos, no hay una diferencia o separación
de los sentimientos propios en la infancia.

Pero ¿la hay en la adultez? Según mi experiencia, muchasveces los
adultos tampoco logramos diferenciar nuestros propios deseos o sentimientos
de quienes son significativos para nosotros. Entonces ¿somos realmente
adultos?

Cuántas veces hemos queridosentarnos a estudiar y no hemos podido a
pesar de “querer”, o querer triunfar y fracasamos, o buscar un tipo de pareja
y terminar con un tipo de relación igual a la que huíamos, o cuántas veceshemos dicho justamente lo que no queríamos decir. Esos son ejemplos de
cómo nuestro deseo se expresa sin que nosotros queramos. Pero es nuestro
deseo, no es de otro. Nadie nos obliga a tomar esasdecisiones.

El punto es lograr “hacerse cargo de lo que uno realmente quiere y
decide”. Pero eso significa algo que no es fácil: dejar de responsabilizar a
otros de lo que a uno le pasa.

A mi modode ver, una de los objetivos de la psicoterapia de adultos es
ese: intentar diferenciar los propios deseos y hacerse cargo de las decisiones
tomadas (o la vida vivida). No es simple. A veces es...