Fire libro
Fuego
Kristin Cashore
Traducción de Mila López Díaz-Guerra
Título original: Fire © Kristin Cashore, 2009 Primera edición: abril de 2010 © de la traducción: Mila López Díaz-Guerra © Ilustración de portada de Kelly Eisman, 2009. Diseño de cubierta reproducido con permiso de Dial Books for Young Readers, un sello de Penguin Young Readers, parte de Penguin Group (USA) Inc. © deesta edición: Roca Editorial de Libros, S. L. Marquès de la Argentera, 17, Pral. 08003 Barcelona info@rocajuvenil.com www.rocajuvenil.net Impreso por Brosmac, S.L. Carretera de Villaviciosa — Móstoles, km 1 Villaviciosa de Odón (Madrid) ISBN: 978-84-9918-101-1 Depósito legal: M. 7.528-2010
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Para mi hermana pequeña, Catherine, el pilar (corintio) de mi corazón
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Elegía valense
Se apagó tufuego cuando miraba a otro lado, sólo me dejó cenizas que dispersar en el polvo. Del milagro que eras, qué gran despilfarro.
En mi fuego vivo guardaré tu escarnio con el mío. En mi fuego vivo guardaré tu quebranto con el mío, por la afrenta de una vida desperdiciada sin motivo.
Prólogo
arch pensaba con frecuencia que, de no ser por aquel hijo recién nacido, habría sido incapaz de superar lamuerte de Mikra, su esposa. En parte se debía a que la criatura necesitaba un padre vivo y activo, que se levantara por las mañanas y trabajara como una bestia de carga todo el día, y en parte, por la manera de ser del propio niño, pues era una criatura tan buena, tan tranquila, cuyos gorjeos y arrullos tenían un sonido tan musical… Por no hablar de los ojos, de un color castaño oscuro, igualesque los de su madre muerta. Larch, que era guardabosque en el predio ribereño de un noble de escasa categoría, en el reino sudoriental de Monmar, cabalgó sin descanso todo un día para regresar a su casa, y al llegar, dominado por los celos, arrebató al niño de los brazos de la nodriza. Aunque estaba sucio y apestaba a sudor y a caballo, el hombre acunó a la criatura contra su pecho, se acomodó enla vieja mecedora de su esposa, y cerró los ojos. Lloraba de vez en cuando, y las lágrimas, al deslizarse por el mugriento rostro, le dejaban unos surcos muy bien definidos en la piel, pero era un llanto silencioso a fin de escuchar los sonidos que emitía la criatura. Ésta lo observaba, y su mirada era un lenitivo para el padre. Pero la nodriza comentó que no era habitual que un bebé tan pequeñoenfocara ya la vista. —No es motivo de alegría que un recién nacido tenga los ojos raros —le previno la mujer. Larch no veía razón para preocuparse por ello porque la nodriza ya lo hacía por los dos, puesto que, conforme a la costumbre que seguían de forma tácita las parejas de los siete reinos que acababan de tener un hijo, examinaba los ojos del bebé a diario,
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con las primeras luces, y todas las mañanas respiraba aliviada después de comprobar que no habían cambiado de tonalidad. Y es que, si un niño se dormía una noche con los ojos del mismo color pero, al despertar, tenía los iris de color diferente, era un graceling; y en Monmar, como en casi todos los otros reinos, los bebés graceling pasaban de inmediato a ser propiedad del rey, y las...
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