Formalismo ruso
Páginas: 20 (4808 palabras)
Publicado: 8 de enero de 2012
Ensayo: La intrusa de Carlos Hugo Christensen
En un paisaje desértico el gaucho habita un mundo con códigos, reglas y justicia propias, retratado en el film como un mundo exclusivamente masculino y con una estética homoerótica. Y es justamente contra ese mundo de la ley, de la sexualidad y del ocio contra el que se ensaña la prédica civilizadora.
Por Adrián Melo.
LA VIOLENCIA DE LOSMITOS FUNDANTES COMUNITARIOS. DESEO MIMÉTICO, VIOLENCIA Y CHIVO EXPIATORIO EN EL FILM LA INTRUSA DE CARLOS HUGO CHRISTENSEN
Por Adrián Melo
OBERTURA
En el origen del Estado y del poder político en Argentina, así como en el origen de las ficciones orientadoras (1) y de los mitos fundantes de ese Estado, está la violencia. Violencia sobre el cuerpo y lucha fraticida, enfrentamiento entrecuerpos que en Argentina se anudan en la fórmula central acuñada por Sarmiento de la lucha entre la civilización y la barbarie. Tal como las presenta éste en el capítulo III del Facundo: “Había antes de 1810, en la República Argentina, dos sociedades distintas, rivales e incompatibles, dos civilizaciones diversas: la una, española, culta, y la otra, bárbara, americana, casi indígena; y la revoluciónde las ciudades sólo iba a servir de causa, de móvil, para que estas dos maneras distintas de ser de un pueblo se pusiesen en presencia una de otra, se acometiesen y, después de largos años de lucha, la una absorbiese a la otra”.
Según la hipótesis presentada por Ricardo Piglia en La Argentina en pedazos -que retoma ciertas ideas de David Viñas-, la literatura argentina, la narrativa a partirde la cual las clases dominantes nacionales contaron la historia nacional y construyeron la noción misma de Patria, nació marcada con el signo de la violencia política.
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Ensayo: La intrusa de Carlos Hugo Christensen
La violencia política atraviesa la historia de la narrativa argentina -señala Piglia- desde el comienzo. Desde la primera página del Facundo y desde la última de Elmatadero.
Extrapolando las categorías del pensador francés René Girard al ámbito local y siguiendo las hipótesis de María Rosa Lojo, en el Facundo de Sarmiento, la violencia es producto del encubrimiento del deseo mimético.
“En una exégesis que envidiaría René Girard” -dice Lojo- “nos describe a un Sarmiento preso de una relación triangular, donde un objeto es deseado por un sujeto a través delmediador que ha sugerido ese deseo y que se presenta al mismo tiempo como modelo y como rival obstáculo, cancerbero del objeto codiciado, pero a la vez menos significativo -casi un pretextofrente al rival que polariza todas las energías del deseante. Sarmiento ha luchado por ciertos bienes ‘comercio, inmigración, instrucción, navegación de los ríos, abolición de las aduanas’, pero no tanto porestos bienes en sí mismos sino más bien en contra de un Rosas que le impide alcanzarlos. En verdad, lo que le importa, lo que le fascina, es la contienda con su doble, su par simétrico (‘los semejantes se repelen muchas veces por el solo hecho de serlo’), su modelo – rival, espejo invertido de sí mismo (‘gaucho malo o caudillo de la prensa’)” (2) .
La fascinación de la autodenominada civilizaciónpor aquello que ella designa como barbarie es aquello que en el arte no osa decir su nombre. Apenas aparece esbozado en algunas páginas de Manuel Puig: el deseo de la burguesa Mabel por el “negro barato” Pancho Páez en Boquitas pintadas . Y más recientemente desarrollado en la novela La lengua del malón (2003): en el deseo de la cautiva por el indio Pichiman, en el deseo del profesor Gómez por losobreros descamisados, por los “cabecitas negras” peronistas. Como eternos retornos de lo reprimido, estos y otros textos evidencian asimismo aquella frase frankurtiana expresada con implacable lucidez por Ezequiel Martínez Estrada en Radiografía de la Pampa . En la dilemática sarmientina triunfó la barbarie solo que bajo el nombre de la civilización.
Desde las primeras páginas de la...
En un paisaje desértico el gaucho habita un mundo con códigos, reglas y justicia propias, retratado en el film como un mundo exclusivamente masculino y con una estética homoerótica. Y es justamente contra ese mundo de la ley, de la sexualidad y del ocio contra el que se ensaña la prédica civilizadora.
Por Adrián Melo.
LA VIOLENCIA DE LOSMITOS FUNDANTES COMUNITARIOS. DESEO MIMÉTICO, VIOLENCIA Y CHIVO EXPIATORIO EN EL FILM LA INTRUSA DE CARLOS HUGO CHRISTENSEN
Por Adrián Melo
OBERTURA
En el origen del Estado y del poder político en Argentina, así como en el origen de las ficciones orientadoras (1) y de los mitos fundantes de ese Estado, está la violencia. Violencia sobre el cuerpo y lucha fraticida, enfrentamiento entrecuerpos que en Argentina se anudan en la fórmula central acuñada por Sarmiento de la lucha entre la civilización y la barbarie. Tal como las presenta éste en el capítulo III del Facundo: “Había antes de 1810, en la República Argentina, dos sociedades distintas, rivales e incompatibles, dos civilizaciones diversas: la una, española, culta, y la otra, bárbara, americana, casi indígena; y la revoluciónde las ciudades sólo iba a servir de causa, de móvil, para que estas dos maneras distintas de ser de un pueblo se pusiesen en presencia una de otra, se acometiesen y, después de largos años de lucha, la una absorbiese a la otra”.
Según la hipótesis presentada por Ricardo Piglia en La Argentina en pedazos -que retoma ciertas ideas de David Viñas-, la literatura argentina, la narrativa a partirde la cual las clases dominantes nacionales contaron la historia nacional y construyeron la noción misma de Patria, nació marcada con el signo de la violencia política.
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Ensayo: La intrusa de Carlos Hugo Christensen
La violencia política atraviesa la historia de la narrativa argentina -señala Piglia- desde el comienzo. Desde la primera página del Facundo y desde la última de Elmatadero.
Extrapolando las categorías del pensador francés René Girard al ámbito local y siguiendo las hipótesis de María Rosa Lojo, en el Facundo de Sarmiento, la violencia es producto del encubrimiento del deseo mimético.
“En una exégesis que envidiaría René Girard” -dice Lojo- “nos describe a un Sarmiento preso de una relación triangular, donde un objeto es deseado por un sujeto a través delmediador que ha sugerido ese deseo y que se presenta al mismo tiempo como modelo y como rival obstáculo, cancerbero del objeto codiciado, pero a la vez menos significativo -casi un pretextofrente al rival que polariza todas las energías del deseante. Sarmiento ha luchado por ciertos bienes ‘comercio, inmigración, instrucción, navegación de los ríos, abolición de las aduanas’, pero no tanto porestos bienes en sí mismos sino más bien en contra de un Rosas que le impide alcanzarlos. En verdad, lo que le importa, lo que le fascina, es la contienda con su doble, su par simétrico (‘los semejantes se repelen muchas veces por el solo hecho de serlo’), su modelo – rival, espejo invertido de sí mismo (‘gaucho malo o caudillo de la prensa’)” (2) .
La fascinación de la autodenominada civilizaciónpor aquello que ella designa como barbarie es aquello que en el arte no osa decir su nombre. Apenas aparece esbozado en algunas páginas de Manuel Puig: el deseo de la burguesa Mabel por el “negro barato” Pancho Páez en Boquitas pintadas . Y más recientemente desarrollado en la novela La lengua del malón (2003): en el deseo de la cautiva por el indio Pichiman, en el deseo del profesor Gómez por losobreros descamisados, por los “cabecitas negras” peronistas. Como eternos retornos de lo reprimido, estos y otros textos evidencian asimismo aquella frase frankurtiana expresada con implacable lucidez por Ezequiel Martínez Estrada en Radiografía de la Pampa . En la dilemática sarmientina triunfó la barbarie solo que bajo el nombre de la civilización.
Desde las primeras páginas de la...
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