Gabriel garcia marquez

Presentación del documento “Queremos ser escuchados”
Representante Residente PNUD-Honduras, Kim Bolduc
Tegucigalpa, 21 de marzo de 2006
Cuando uno llega a un país que desea mucho conocer, como lo hice yo a
Honduras hace dos años, las primeras impresiones visuales se obtienen desde la
ventanilla del avión.
Se observa todo lo posible: las montañas, los ríos, el color de la tierra, los
techosque se suceden unos tras otros y, a medida que se aproxima, busca rostros,
quizás manos alzadas que dan la bienvenida y desean suerte al visitante.
Sin embargo, es en tierra donde el contacto con la gente se multiplica y
comienza un aprendizaje cultural y social inacabable; empezando por la manera en
que se estrechan las manos, desde la que se posa tímidamente hasta la efusiva, o
por laforma en que se reclama por un derecho o se protesta ante una injusticia.
En ese acercarme a mujeres y hombres he podido reconocer un extenso
legado de sueños y emociones que aguarda que el país responda mejor a sus
expectativas y que reclaman no sentirse desposeídos en su propia patria.
Muchos de ellos y ellas nos confiaron que no alcanzan a entender por qué
razón la calidad de su vida es tanprecaria cuando Honduras es una nación con
dimensiones humanamente manejables, apenas siete millones de habitantes en un
entorno de recursos naturales magníficos, con lo cual no hay derecho a dejar
esperando el ansiado desarrollo.
Con el paso de los años, algunas de las percepciones iniciales quedan y otras
se borran o se transforman, sin embargo una impresión que surge desde el inicio y
semantiene hasta el final es la juventud que caracteriza a Honduras.
Esta es una Nación tremendamente joven; de acuerdo con el censo, 65% de
sus habitantes son menores de 25 años, y la mayoría de ellos no han cumplido los
18 años.
Esa juventud es un tesoro para la democracia y la economía hondureña, no
un riesgo, ni una amenaza, y su vitalidad contrasta con la población de otras
regiones delmundo que envejece rápidamente.
Los hondureños y hondureñas son el recurso más valioso que tiene la Nación,
que de quedarse en el país, podrían desatar todo el potencial de su creatividad y
entusiasmo en la construcción de su propia patria, pero ello implica poder
reconocerles los derechos de ciudadanos plenos, y no bajo un modo de subsistencia,
como simples habitantes.
Programa de las NacionesUnidas para el Desarrollo
DISCURSO
Lo interesante es que no sólo la población de Honduras es joven; también lo
son la mayoría de sus instituciones democráticas y sus organizaciones sociales.
El Ministerio Público o el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos
apenas han cumplido diez años de existencia, y se estima que cerca del 75% de las
organizaciones que forman parte de la sociedadcivil no sobrepasan los 15 años de
fundación.
Las ideas y las iniciativas democráticas también suelen ser recientes. La Ley
Marco para el Desarrollo Integral de la Juventud ni siquiera ha cumplido un año de
haber sido aprobada.
Pero esa “juventud”, institucional, social y biológica, tiene ante si una agenda
cargada de viejos y de nuevos desafíos ante los cuales el tiempo parece no alcanzar.Gibson, un escritor canadiense decía que : "las noticias marchan como si alguien
tuviera el dedo puesto en el botón acelerador".
Ser joven es una época para descubrirse a uno mismo, pero en Honduras casi
no hay tiempo para hacerlo. A las instituciones y a las personas se les pide mucho,
casi sin derecho al aprendizaje, y eso es, de alguna manera, comprensible, porque
los desafíos no esperan.En “Queremos ser escuchados” hay una visión desde la ciudadanía que se ha
respetado y que contiene herramientas sociales valiosas para adaptarse a los
cambios veloces y a los nuevos retos.
Evidentemente, no están todas las propuestas, ni involucra a todas las
organizaciones sociales del país, pero si reivindica la existencia de una ciudadanía
activa, beligerante y dinámica.
A la lectura...