Galileo Galilei
Aristóteles había establecido que cuanto más pesado era un cuerpo, más rápidamente caía.
Esa afirmación parecía razonable. ¿Por qué un cuerpo más pesado no había de caer con más
rapidez? Está claro que la Tierra lo atrae con más fuerza; de otro modo no sería más pesado. Y
si uno ve
caer una pluma, una hoja o una piedra, al punto se percata de que la piedra cae con más
rapidez que la hoja y ésta con más que la pluma.
El problema radica en que los objetos ligeros son frenados por la resistencia del aire; no deben,
por tanto, considerarse sólo relativamente pesados. Si se observa la caída de dos piedras, una
que pese medio kilo y otra que pese cinco, la resistencia del aire es insignificante en ambos
casos. ¿Cómo percatarse entonces de que la piedra de cinco kilos cae, pese a todo, más
aprisa que la de medio kilo?
Se cree que en 1586 Simon Stevin (véase 1583) dejó caer dos piedras a la vez, una
considerablemente más pesada que la otra, y demostró que ambas golpeaban el suelo al
mismo tiempo. Relatos posteriores pretenden que fue Galileo quien realizó esta demostración,
dejando caer simultáneamente diversos pesos desde la Torre inclinada de Pisa. Una y otra historia pueden ser o no ciertas.(imagen: texto de Galileo)
Pero sí es cierto que en 1589 Galileo emprendió una serie de meticulosas pruebas con caída
de cuerpos. Estos caían con demasiada rapidez como para facilitar la medición de la velocidad
de caída, en especial porque aún no había manera adecuada de medir períodos breves de
tiempo.
Galileo dejó rodar bolas por planos inclinados, y cuanto menos pronunciada era la pendiente,
más despacio se movían las bolas, impulsadas por la gravedad, y más fácilmente podía ser
medida su velocidad de caída ...
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