Gustavo adrian cerati

Gustavo Cerati: fuera de foco, inalcanzable

Eran pocos los caminos de la experimentación tomados por la música hispanoamericana hasta antes de la caída de las dictaduras y del reacomodamiento de identidades y sonidos. La música apenas salía de la resaca musical de los años 60 y 70, un baile alargado y comunal que tiraba en dos ritmos: por un lado, las limpias guitarras del folk de inspiraciónBob Dylan/Joan Baez, revestido de discursos de raíces originarias y líricas político-sociales encumbradas en una suerte de romanticismo sudamericano. Por el otro, una traducción Made in South de modas del rock anglosajón que encontraron un nicho de mercado exitoso en la adaptación de hits, desde Bill Haley a The Beatles y de Popotitos a la vestimenta Zeppelin, culto al blues rock incluido.Hitos propios de la región, los hay, aunque no dejan de ser casi siempre traslaciones de conceptos ya probados en el extranjero como la conversión del neoyorkino Festival Woodstock (1969)  a Avándaro (México) o al Festival PinAp (Argentina), que actuarían como catalizador de una juventud urbana y latinoamericana que reaccionan y cuestionan  la realidad que viven en lo musical, sueñoan con lo propio,pero también con estar al otro lado del otro mundo donde los festivales masivos y el lanzamiento de albumes en LP son parte natural de la época, y no una aventura casi clandestina.
Lo que sangra (Argentina)
Esa es la banda sonora del l Buenos Aires donde, desde su nacimiento en 1959, vive y crece Gustavo Adrían Cerati Clark, en una Argentina poco a poco decantada hacia  la dictadura militar queestallaría en 1976 y dejaría una huella de fuego en su generación.
Para 1980, los pibes capitalinos ya comienzan a reunirse, a formar bandas musicales, dúos, tríos, cuartetos de rock ventilados por los aires de la movida madrileña que en poco tiempo alumbraría a Héroes del Silencio, Mecano, Radio Futura ó Nacha Pop, pero también por el nuevo viento de la década, los incipientes años 80 quecomienzan a despedirse del punk, de la psicodelia, y dan la bienvenida a The Police, New Order, U2, Depeche Mode ó Talking Heads, portadores de un momento inaugural donde el VHS, el videoclip, la luz neon y el tornamesa entran a jugar.
Escondidos por Buenos Aires entran al mundo de la mñusica: Gustavo Santaolalla, Charly García, Andrés Calamaro, y Los Stereo Tipos, dúo formado por Zeta Bosio y elniño prodigio de los instrumentos en el instituto, Gustavo Cerati. Sería hasta 1982, en el clima de los meses inmediatamente anteriores a la caída de la dictadura, cuando a aquellos Stereo Tipos se una Charly, el hijo del baterista de jazz Tito Alberti, hacen girar la vista hacia horizontes más amplios de lo aparente, como trío. La Guerra de las Malvinasestallaba. Una tarde, el padre de Charly seacerca a ellos mientras ensayan armonías y les pregunta ¿Ya han pensado cómo se van a llamar?. Soda Stereo, le responden. Con una sonrisa burlona, el experimentado músico comenta: ¿Y por qué no mejor Sifón Drago o algo así?. “Dejaron de hablarme por seis meses, y después… ve a dónde llegaron”, cuenta.
Té para tres
Con composiciones mayoritariamente de Cerati, Soda Stereo presentó su primer álbumhomónimo en 1984 con el lanzamiento del sencillo “Sobredosis de TV”, llamativo por la polémica inclusión final de la frase “No puedo seguir masturbándome”, que obligar a la banda a modificar la letra para su difusión pública, cambiando el último verbo por maquinándome.
Discos y sencillos siguientes (Nada Personal de 1984, Signos de 1986), continuaron expandiendo las letras de Cerati por otrospaíses del continente abriendo puertas a sus primeras giras de varios países y culminando este proceso de apertura con el éxito de su presentación en el Festival Viña del Mar de 1987. Signos, impulsado por el éxito de su sencillo Persiana Americana, fue el primer álbum argentino editado en el entonces innovador Compact Disc, una placa grabada en Nueva York, mezclada en Países Bajos y distribuida...