HACIA EL SEXTO CENTENARIO DE LA FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE SANTA MARÍA DE LA RÁBIDA

HACIA EL SEXTO CENTENARIO DE LA FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE SANTA MARÍA DE LA RÁBIDA

El próximo año nos deparará, a nivel cultural, una significativa efeméride, no solo destacable y relevante para nuestro municipio, sino para todo el ámbito provincial onubense. En 2012 se cumplirán 600 años de la “fundación oficial” de nuestro histórico y universal convento de Santa María de La Rábida, cuyopapel en el Descubrimiento de América, recordemos, fue vital y providencial.
En torno a los orígenes remotos rabideños, convergen numerosas tradiciones, mitos y leyendas que enmarcan un dilatado periodo prehistórico para La Rábida, y que parte de la historiografía clásica ha recogido: surge en primer lugar como templo fenicio dedicado al dios Baal, deidad mayor fenicia, protector de Tiro, a quienesofrecían cruentos sacrificios; en el siglo II, durante el Imperio de Trajano, según la leyenda, hubo en el lugar un templo dedicado a la diosa Proserpina a la que se ofrecían sacrificios humanos, que siendo destruido providencialmente por un rayo, fue consagrado al Cristianismo por el sacerdote hispalense Ciriaco; tras la invasión musulmana de estas tierras en el año 714, convirtieron el temploromano-cristiano en templo musulmán fortificado o Ribat ––de ahí el topónimo Rábida–– habitado por monjes guerreros o morabitos; siendo en el siglo XIII el lugar conquistado por los caballeros de la Orden del Temple, quienes construyeron un templo fortificado que posteriormente entregaron, en el año 1221, a misioneros de la Orden de San Francisco, los cuales fundarían el convento que sería visitado,según esta tradición, por el propio San Francisco de Asís.
A pesar de la carencia de rigor y base histórica de este interesante conglomerado de leyendas y tradiciones, salvo la presencia musulmana, que es la única suposición con mayor fundamento, pueden afirmarse que todas estas tradiciones quedan dentro de la leyenda. Sin embargo, no cabe duda, que la posición preeminente de la colina de LaRábida, desde la que se divisaba y controlaba la desembocadura de los ríos Tinto y Odiel y la mítica Saltés, y con ello, el acceso fluvial del rico territorio onubense al mar, debió de ser un enclave estratégico y extraordinario, que configuró un singular espacio con connotaciones “defensivo-mágico-religiosas” para las distintas y florecientes civilizaciones que desde la antigüedad, en mayor o menormedida, debieron de estar en contacto con el lugar rabideño: tartesios, fenicios, romanos, musulmanes y cristianos.
Pero dejando atrás la etapa legendaria rabideña, para conocer los orígenes históricos del convento de La Rábida, debemos retrotraernos a los albores del siglo XV. En el año 1412, durante el pontificado de Benedicto XIII, este Papa concede a fray Juan Rodríguez ––conocido también comofray Juan de La Rábida––, mediante la promulgación de la bula “Etsi cunctorum”, dada en Tortosa el 6 de diciembre, licencia para vivir en comunidad con otros doce frailes donde “puedan servir quieta y devotamente al Señor, viviendo en pobreza y humildad de espíritu”. El documento, considerado como la “carta fundacional” del convento de La Rábida, es de singular importancia, al ser la primera vezque se alude al eremitorio rabideño bajo la advocación de Santa María de La Rábida.
Según la referida bula, con antelación ya existían en La Rábida una iglesia y algunas casas: “Así pues, como consta de una petición a Nos presentada por parte de los amados hijos Juan Rodríguez y de otros frailes de la Orden de Menores que moran en el eremitorio de Santa María de la Rábida, de la diócesis deSevilla, existen allí una iglesia y algunas casas edificadas…”
Estas edificaciones construidas por los primeros franciscanos rabideños debieron, siguiendo la costumbre de la época, aprovechar, reconstruir y adaptar al culto cristiano, las edificaciones, de carácter religioso-defensivas, ya preexistentes en el lugar. Según las estimaciones y cálculos realizados por el erudito padre Ángel Ortega,...