hacia rutas salvajes
Durante dos años vagó –haciendo autoestop, subiendo en canoa y yendo de polizón en los trenes– por las tierras de América delNorte mientras iba alimentándose de lo que la naturaleza le ofrecía, por otra parte, trabajaba cuando lo necesitaba y compartía su experiencia y su forma de vida con las personas que se iba encontrando –de alguno de ellos se hizo amigo–; eso sí, como Alexander Supertramp. Aunque en algunas ocasiones, y por puro despiste o inocente descuido, les daba su verdadero nombre. Lo que viene a demostrar queno llevaba ningún plan establecido ni seguía ningún patrón concreto en su andadura.
Para completar su periplo personal, de encuentro consigo mismo y con la libertad, decidió vivir durante una temporada en las tierras salvajes de Alaska, solo y alimentándose de lo que hubiera en el bosque.
Quería demostrarse que era capaz de sobrevivir en un medio extremo en pleno contacto con lanaturaleza, respirando libertad absoluta y sin necesitar ni dinero ni coche ni teléfono o medios de transporte; en definitiva, nada de lo que le ofrecía la civilización asfixiante y burguesa en la que se había criado y de la que, sin lugar a dudas, estaba huyendo. Necesitaba conocer su interior, y para él no existía mejor forma de hacerlo que ésta.
Cuatro meses después de haberse adentradoen los bosques situados al Norte del monte Mckinley, unos cazadores encontraron su cadáver en avanzado estado de descomposición dentro de un antiguo autobús abandonado de la línea 142 de Fairbanks. Daba entonces con esto comienzo la leyenda de Chris McCandless, alias Alexander Supertramp.
En el año 1993, la revista Outside, haciéndose eco de la enorme repercusión que había tenido lahistoria de este joven aventurero, le encargó a un conocido periodista especializado en temas de montañismo, Jon Krakauer (12 de abril de 1954, Brookline, Massachussets), un artículo sobre la vida de Chris McCandless y su trágico final. El reportaje quedó finalista del National Magazine Award, y fue el que más comentarios recibió por parte del público de todos los que se habían publicado hasta la fecha.Cientos de lectores, unos indignados, otros fascinados, mandaron dichos comentarios para poner de manifiesto lo que sentían ante la actitud de Chris McCandless. La mayoría eran críticas del que consideraban un comportamiento absurdo e irresponsable de un joven demasiado impetuoso, que cargado de ideales románticos, pero no de comida ni de herramientas, ropa o utensilios imprescindibles para podersalir airoso de una situación así se había adentrado en los bosques de Alaska con una mochila repleta de libros de sus autores preferidos más otros para simple entretenimiento, 5 kilos de arroz, un rifle de segunda mano, munición, una cámara de fotos... Pero, sin ningún mapa o brújula. Una mochila excesivamente ligera para intentar vivir durante meses en un medio desconocido y difícil, sin...
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