Hacia una agenda unificada de los líderes hispanos

Tras haber residido por espacio de veintiún meses en Stamford y haberme involucrado en la gestación de una asociación de ciudadanos de mi país de origen y en el desarrollo de otras dos organizaciones: una, dedicada a la poesía y, la otra, a trabajar por los inmigrantes; y ser docente voluntario en una institución avocada a contribuir en la formación integral de los niños hispanos; quisieraaproximarme a un análisis somero que pretenda reconocer una parte importante de la problemática actual de nuestra “comunidad hispana,” sea cual fuere su situación, y esbozar, si es posible, un itinerario hacia una solución de dicha área problemática.

Con frecuencia, hablamos de una comunidad inmigrante hispana en el área norteamericana en la que habitamos (Stamford y ciudades vecinas). Sin embargo,cabe preguntarse si tal comunidad existe realmente, es decir, si es un todo amalgamado o, por el contrario, un conjunto de grupos aislados y poco integrados entre sí, aunque, en ciertos casos, pudieran estar bastante integrados dentro de sí mismos. Es evidente, por otro lado, que cualquiera que sea esa realidad, ello no se debe a un fenómeno sociológico imposible de dilucidar, aunque es obvio que,hasta donde sabemos, nadie ha realizado un estudio profundo al respecto.

Sería insuficiente definir a una comunidad como un grupo de personas con rasgos sociológicos y antropológicos similares. Hacen falta dos condiciones relevantes: conciencia de grupo y organización. Pareciera sencillo percibir que hay una conciencia de grupo en los latinos que vivimos en USA. Pero no se trata sólo de estarconscientes de nuestro origen o pertenencia étnica. Alguien puede estar incluso excesivamente consciente de ello y sentirse mal. Se trata de sentirse sanamente identificados con nuestra comunidad, con los rasgos que nos hacen semejantes, sin que ello signifique, en ningún momento, una actitud chauvinista ni patriotera ni racista. Por otro lado, para hablar propiamente de comunidad habría queauscultar los niveles de organización que pudieran haberse dado entre los diferentes grupos hispanos, en particular. Y en este terreno, muy lamentablemente y pese a numerosos intentos producidos en los últimos quizá treinta años y en diferentes contextos, la condición de organización de nuestra comunidad no ha avanzado más que unos pocos tramos y de manera sinuosa y, definitivamente, limitada. Unamuestra de ello es, por ejemplo, la casi nula participación de una representación hispana de verdad en los diferentes niveles y ámbitos de la administración pública.

Ninguna comunidad se forma o se organiza por sí misma, es decir, como resultado de una especie de fuerza inconsciente que hace que las colectividades se comporten de una u otra manera. Las comunidades hacen cosas siempre que hayindividuos que orientan su actuar en función de metas claramente establecidas como respuesta a situaciones de necesidad común. A esas personas las llamamos líderes: hombres y mujeres comunes que unen a su capacidad de captar la problemática de la comunidad el talento de plantear soluciones eficaces con la participación de los miembros de esa comunidad. Y este talento implica, necesariamente, lacapacidad probada de actuar organizadamente.

Trabajar organizada y eficientemente supone un conjunto de actitudes donde aparecen elementos fundamentales como la motivación, el esfuerzo constante, la disciplina, la fortaleza de carácter, el don de gentes, la autocrítica, una vocación democrática sana y clara y, por encima de todo, una honestidad personal a prueba de todo. Y, éstas son, asimismo, lascaracterísticas que tiene todo líder auténtico. El desarrollo de una comunidad es el reflejo de cómo trabajan sus líderes y de cómo éstos propician un esfuerzo mancomunado en la consecución de las metas comunes.

Además de lo expuesto, resulta interesante y retador el comprobar cómo nos perciben los norteamericanos. ¿Nos perciben como una comunidad, realmente? Nos ven como seres que tenemos...