Harley-Davidson V-Rod Muscle

Hoy toca despedirnos de la Harley-Davidson V-Rod Muscle, pero antes de hacerlo vamos a repasar un poco las sensaciones que nos ha dejado y valorarla en su conjunto dejando atrás los prejuicios quepodamos tener. Creo que hay dos tipos de opiniones sobre las Harley-Davidson, las de quienes son completos defensores de la marca y las de quienes ni siquiera han probado una nunca en la vida. En micaso pertenezco al nutrido grupo de los segundos y como neofito en el tema hubo muchas cosas que no eran malas en sí mismas, sino que eran puntos a los que no estas acostumbrado, para bien o para mal.La primera barrera a la que tienes que enfrentar es a la de la postura exageradamente custom, muy americanizada que te hace llevar manos y pies muy lejos del tronco, y a la que tienes que dedicarleunos cuantos kilómetros para sentirte cómodo a sus mandos. Bien es cierto que unos centímetros más de altura, casi con total seguridad, hagan de esta una moto muy cómoda sobre la que es muy sencilloenfrentarte a los embistes del viento.
Dadas sus especiales geometrías, dimensiones y pesos, necesitas tomarte las cosas con calma. Nos tenemos que olvidar de ratonear entre el tráfico y de buscar elaparcamiento perfecto en la puerta de nuestro destino. Es posible hacerlo pero tendremos que emplear en ello dos o tres veces más de nuestras energías y pericia.

Como diría Mariló Montero, tienealma de Harley-Davidson y luce orgullosa su escudo en el depósito, en las llantas, en las ruedas, en las pinzas de freno y en el soporte del manillar por nombrar algunos puntos, pero también mira haciael futuro. No tenemos entre las piernas el típico motor H-D brusco, con mucho par pero poca estirada, todo lo contrario. El motor Revolution, unido a la transmisión por correa y el embrague antirebote, transmite la potencia al suelo con una suavidad desconocida.
Potencia que además no es poca ni mucho menos. Si nos dedicamos a aprovechar el ancho neumático para hacer carreras de aceleración...