Historial clinico

“La manifestación de la presencia de Dios entre los hombres”

Desde el principio Las Sagradas Escrituras registran la presencia de Dios entre los hombres, pues El mismo creo al hombre:
“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Génesis1:27
“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer seescondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto”. Génesis 3:8
Dios es nuestro creador, nuestro Padre Celestial y ha estado desde siempre, desde antes que el mundo fuese: “En el principio era el Verbo y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Desde el principio estaba con Dios, todas las cosas fueron hechas por él. Y nada de cuanto existe fue hecho sin él”. Juan1:1-3
Desde el principio de la historia del mundo, aún desde antes, el Espíritu del Señor se movía, su presencia ha existido desde siempre. Hoy en día existen aún millones de personas que niegan la existencia de nuestro Señor, pero eso es como negar su propia existencia, pues se necesita más fe para poder creer que venimos de una explosión cósmica ó de un renacuajo, que para creer quefuimos formados por una mano “Divina”. El hombre niega la existencia de su creador, mientras se hunde en el clamor de su propia crisis existencial, busca desesperadamente una respuesta a las consecuencias de sus propias elecciones, sin darse cuenta que esa búsqueda no es otra cosa, sino, la necesidad de su Creador.
He podido contemplar muy de cerca la vida de personas muy allegadas a mí, que serehúsan a aceptar que solo en Dios encontrarán la solución y la respuesta a su vida equivocada; aún teniendo evidencias muy palpables del grande amor de Cristo, persisten en rechazarlo.
Más tarde nuestro Padre Celestial, se manifestó a los hombres por medio de su hijo unigénito “Jesucristo”: “y será llamado su nombre Emmanuel;….Dios con nosotros.” “La luz del conocimiento de la gloria deDios,” se ve “en el rostro de Jesucristo”. Desde los días de la eternidad, el Señor Jesucristo era uno con el Padre; era “la imagen de Dios,” la imagen de su grandeza y majestad, “el resplandor de su gloria.” Vino a nuestro mundo a manifestar esta gloria. Vino a esta tierra obscurecida por el pecado para revelar la luz del amor de Dios, para ser “Dios con nosotros.”
Al venir a morar connosotros, Jesús iba a revelar a Dios tanto a los hombres como a los ángeles. El era la palabra de Dios: el pensamiento de Dios hecho audible. En su oración por sus discípulos, dice: “Yo les he manifestado tu nombre”, “misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad,”-“para que el amor con que me has amado, esté en ellos y yo en ellos”…Al principio, Dios se revelaba entodas las obras de la creación. Fue Cristo quien extendió los cielos y echó los cimientos de la tierra. Fue su mano la que colgó los mundos en el espacio, y modeló las flores del campo.
Cuando el Señor envió a Cristo a esta tierra, fue con el propósito de mostrar a todos su infinito amor, abnegado y perdonador, él deseaba que todos supieran acerca de ese inmenso y gran amor por sus hijos. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” Juan 3:16.
La palabra de Dios dice: “A los suyos vino y los suyos no le conocieron”; cuando Jesús vino a la tierra, vino a mostrar el amor del Padre, sin embargo, fue rechazado y despreciado: “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores,experimentado en quebranto. Y como escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.” Isaías 53:3
Nuestro Señor Jesús, vino a traer esperanza de salvación, vino a dar sanidad y vida, consuelo y paz, mostró su amor en cada acto, en cada palabra, en cada mirada, vino a mostrar el carácter del Padre, vino a mostrar el amor de Dios.
Hoy en día, ese mismo Dios nos sigue...