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Presentación libro: Huellas de África en América: perspectivas para Chile

Agradecimientos: Celia por el libro y por haberme incorporado al trabajo en torno al tema y a la Facultad de Filosofía y Humanidades por haber acogido este tema que, hasta hace no mucho tiempo, se consideraba un problema muy marginal de la historia de Chile.


Hasta hace unos cinco o seis años, el tema de lapresencia negra en el reino de Chile, se consideraba un tema secundario y absolutamente prescindible en la historia. Chile era un país de blancos, a lo sumo de mestizos, en el que los negros ‑si es que habían llegado en un número considerable‑ no habían permanecido (como comenta Celia en otro artículo suyo) debido a los altos precios en los que se transaban y al clima. A pesar de algunas publicacionesdestacadas, como las obras de Rolando Mellafe y Gonzalo Vial; y de otras investigaciones que aún no se encuentran publicadas (pero que circulan entre los investigadores), como la de Rosa Soto Lira, el tema de la esclavitud no era considerado un tema. Tuvo que llegar Celia para que de pronto, muchos investigadores, unos más jóvenes, otros más viejos, nos diéramos cuenta que todo aquello era mucho másque un tema: era, en realidad, una pregunta central sobre nuestras identidades y sobre los hitos en la formación de la sociedad chilena.

Personalmente el tema de la presencia negra me ha permitido entrar en la historia social de Chile desde una perspectiva en la que nunca antes me había puesto: dejé de visualizar el período colonial como aquel mundo polvoriento y dormilón donde los grandeslatifundistas y mercaderes incrementaban sus bienes sin más límite que las contribuciones al ejército del sur y una que otra sublevación popular (como las descritas por Leonardo León) que encarnaban la resistencia de los más pobres a la hegemonía de la oligarquía colonial; el tema de la negrura me permitió entender el período colonial como una época llena de contrastes económicos, políticos, sociales,culturales, no solo binarios (como era la descripción que derivaba de la historiografía más tradicional que reducía todo a la lucha entre españoles-criollos e indígenas); sino una época donde, en un mismo espacio, convivían variadas culturas, algunas provenientes de América (Argentina, Perú; Bolivia, Paraguay), otras del propio Chile, otras de Europa y otras del heterogéneo continente africano.Es decir, un mundo polifacético en el que las diferencias marcaban más las constantes que las igualdades; en el que se hablaban una enorme cantidad de lenguas e idiomas; en el que muchos eran al menos bi o trilingües. A pesar de su lejanía, de la dificultad de las comunicaciones, de la existencia política subordinada a un imperio colonial, a pesar de la hegemonía del poder española ycriolla-hispana, Santiago era una ciudad cosmopolita en la que bastaría instalarse un rato en la plaza para ver escuchar, oler, saborear y palpar mil rasgos de culturas distintas. Me imagino, por ejemplo, las cocineras y las especias que usarían para “aderezar” los platos de sus amos; me imagino al corregidor llamando a varios intérpretes para traducir la disposición de algún indígena que “quisiera” asentarse atrabajar; me imagino la muchedumbre de chiquillos criados por sus amas o sus madres indígenas o negras, imbuidos en el vudú y en los cantos de cuna que se cantarían tradicionalmente a los niños en la tierra de Arará, o la de Guinea… Me imagino, en fin, una ciudad muchísimo más pequeña que la nuestra pero, a la vez, muchísimo más amplia y variada que la nuestra. Una sociedad marcada por ladiferencia.

Evidentemente, la constatación de que en este mundo colonial la otredad convivía con el yo hegemónico de una manera natural tiene su lado entretenido, pintoresco y hasta exótico (particularmente en una sociedad como la nuestra en que cualquiera distinción es combatida y reprimida con todos los medios que los ciudadanos y el Estado tienen), pero también tiene un lado en el que un...