Homenaje Al Los Canillitas
Páginas: 13 (3186 palabras)
Publicado: 21 de junio de 2012
Ya no cantan al alba pero sus vidas aun emergen entre diarios y revistas
El gran madrugón, el café con bollitos, la bicicleta, la moto o el auto; el paquete de diarios y revistas y a trabajar. Desde hace 144 años “el canillita” repite el ritual de la antesala de las 12 o 15 horas diarias de una actividad con tradición, dignidad y en franco desarrollo.
Entre tantos oficios o actividadesrentables demandadas, inventadas o creadas por el ser humano para llevar el sustento a la familia, los vendedores de diarios y revistas, son de los pocos que fueron reconocidos como trabajadores por el Estado. Antes, muchachitos pobres que peleaban por el pan de cada día, afirma la profesora y miembro de la cátedra de Psicología Social de la Universidad Nacional de Tucumán, Hilda Disapnik: “losdiareros eran vistos como huérfanos sociales, no llegaban a la categoría de obreros en la asignación de roles y estatus”.
Anunciando los diarios
que a la venta lleva,
cruza el canillita
sudoroso y fugaz,
corriendo fuertemente
por ser de los primeros
en vender los diarios
y ganar el jornal. (1)
Muy cerca de celebrar su día en honor al dramaturgo uruguayo, Florencio Sánchez(el 7 de noviembre), por haber inmortalizado la figura del “canillita” en la obra de teatro homónima, ellos tendrán muchos motivos para brindar: “el derecho de estar aquí, la dedicación de dos generaciones al trabajo sin descanso, la dignidad de nuestros hijos, la recuperación del porcentaje sobre la venta y la lucha por un mejor trato de parte de los gerentes de las agencias de revistas y de losdiarios”, enumera Juan Galván, canillita por elección desde los 7 años, de mirada serena y sonrisa vergonzosa.
“En los años ´90, por obra y gracias de Menem, la desregulación alcanzó también a nuestra actividad. Esa situación nos obligaba a dormir en las veredas de los lugares de distribución de La Gaceta porque de lo contrario, nos quedábamos sin diarios para vender. Imagine la desesperación desaber que ese día no tendríamos una moneda partida por la mitad”, recuerda Juan mientras repasa con una gamucita el cristal de sus anteojos y agrega: “después dormíamos en la casa pero había que levantarse a las 3. Ahora no hace falta, las cosas mejoraron, cada uno tiene asegurado su cupo de diarios hasta una hora razonable. Igual nadie va después de las 6. ¡Somos madrugadores por herencia!”.¡Diario, diariooo!
La primera vez que se escuchó el grito de un vendedor de diarios en la Argentina fue el 1 de enero de 1868: “¡La República! ¡La República!” ofrecía un chiquillo de pantalón corto a viva voz. Manuel Bilbao se llamaba el director de ese diario recién aparecido. Hasta entonces, los periódicos se repartían por suscripción a través del correo, lo que llevaba a leerlos con atraso, amenos que se los buscara en la imprenta.
A Bilbao se le ocurrió que la venta ambulante sería un buen negocio para él -el chico cobraba menos que el correo- y para el lector: recibiría el diario en el acto y más barato.
Los estilos de estos cantores de la mañana fueron diversos y pasaron a formar parte del “folclore urbano”. En Tucumán, La Gaceta se vendió así por décadas, y todavía hoy selos escucha ulular de madrugada en los barrios y pueblos de la provincia y el país.
Los cantores de diarios o vendedores de revista callejeros solían ser niños o adolescentes provenientes de familias humildes que encontraron, en la necesidad que tenían los dueños de periódicos de mediados del siglo XX de aumentar las ventas para contrarrestar la crisis por el retaceo en la distribución delpapel de prensa y la censura a los medios de difusión impuesta por el primer Gobierno de Perón, una oportunidad, una fuente de trabajo.
Con el tiempo aparecieron los primeros puestos callejeros fijos, cuya posta fue preciso disputar a trompadas o pagando el favor policial, hasta que Juan Domingo Perón, por aquel tiempo secretario de Trabajo, le aconsejó al que le proveía los diarios: "Hay que...
El gran madrugón, el café con bollitos, la bicicleta, la moto o el auto; el paquete de diarios y revistas y a trabajar. Desde hace 144 años “el canillita” repite el ritual de la antesala de las 12 o 15 horas diarias de una actividad con tradición, dignidad y en franco desarrollo.
Entre tantos oficios o actividadesrentables demandadas, inventadas o creadas por el ser humano para llevar el sustento a la familia, los vendedores de diarios y revistas, son de los pocos que fueron reconocidos como trabajadores por el Estado. Antes, muchachitos pobres que peleaban por el pan de cada día, afirma la profesora y miembro de la cátedra de Psicología Social de la Universidad Nacional de Tucumán, Hilda Disapnik: “losdiareros eran vistos como huérfanos sociales, no llegaban a la categoría de obreros en la asignación de roles y estatus”.
Anunciando los diarios
que a la venta lleva,
cruza el canillita
sudoroso y fugaz,
corriendo fuertemente
por ser de los primeros
en vender los diarios
y ganar el jornal. (1)
Muy cerca de celebrar su día en honor al dramaturgo uruguayo, Florencio Sánchez(el 7 de noviembre), por haber inmortalizado la figura del “canillita” en la obra de teatro homónima, ellos tendrán muchos motivos para brindar: “el derecho de estar aquí, la dedicación de dos generaciones al trabajo sin descanso, la dignidad de nuestros hijos, la recuperación del porcentaje sobre la venta y la lucha por un mejor trato de parte de los gerentes de las agencias de revistas y de losdiarios”, enumera Juan Galván, canillita por elección desde los 7 años, de mirada serena y sonrisa vergonzosa.
“En los años ´90, por obra y gracias de Menem, la desregulación alcanzó también a nuestra actividad. Esa situación nos obligaba a dormir en las veredas de los lugares de distribución de La Gaceta porque de lo contrario, nos quedábamos sin diarios para vender. Imagine la desesperación desaber que ese día no tendríamos una moneda partida por la mitad”, recuerda Juan mientras repasa con una gamucita el cristal de sus anteojos y agrega: “después dormíamos en la casa pero había que levantarse a las 3. Ahora no hace falta, las cosas mejoraron, cada uno tiene asegurado su cupo de diarios hasta una hora razonable. Igual nadie va después de las 6. ¡Somos madrugadores por herencia!”.¡Diario, diariooo!
La primera vez que se escuchó el grito de un vendedor de diarios en la Argentina fue el 1 de enero de 1868: “¡La República! ¡La República!” ofrecía un chiquillo de pantalón corto a viva voz. Manuel Bilbao se llamaba el director de ese diario recién aparecido. Hasta entonces, los periódicos se repartían por suscripción a través del correo, lo que llevaba a leerlos con atraso, amenos que se los buscara en la imprenta.
A Bilbao se le ocurrió que la venta ambulante sería un buen negocio para él -el chico cobraba menos que el correo- y para el lector: recibiría el diario en el acto y más barato.
Los estilos de estos cantores de la mañana fueron diversos y pasaron a formar parte del “folclore urbano”. En Tucumán, La Gaceta se vendió así por décadas, y todavía hoy selos escucha ulular de madrugada en los barrios y pueblos de la provincia y el país.
Los cantores de diarios o vendedores de revista callejeros solían ser niños o adolescentes provenientes de familias humildes que encontraron, en la necesidad que tenían los dueños de periódicos de mediados del siglo XX de aumentar las ventas para contrarrestar la crisis por el retaceo en la distribución delpapel de prensa y la censura a los medios de difusión impuesta por el primer Gobierno de Perón, una oportunidad, una fuente de trabajo.
Con el tiempo aparecieron los primeros puestos callejeros fijos, cuya posta fue preciso disputar a trompadas o pagando el favor policial, hasta que Juan Domingo Perón, por aquel tiempo secretario de Trabajo, le aconsejó al que le proveía los diarios: "Hay que...
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