ilusiones
Por otro lado, la necesidad de buscar patrones ysignificados nos juega a veces malas pasadas. El cerebro tiene tantas ganas de reconocer cosas que a veces reconoce cosas donde nos las hay, como la cara de Jesucristo enuna tostada o una inquietante forma en una mancha de humedad de la pared. Es lo que se conoce como pareidolias y funciona incluso a nivel auditivo: creemos oír una voz o ungrito en lo que no es más que un ruido sin significado.
Para entenderlo mejor, terminaré recordando una anécdota personal. Una noche, mientras paseaba con mi amigo elneurocientífico Xurxo Mariño junto a la catedral Santiago de Compostela, me llevó a un rincón del edificio y me mostró una farola. Después, me señaló la sombra que proyectaba enla pared y me indicó que muchas personas creían ver allí la silueta de un peregrino. Cuando me fijé, efectivamente, allí estaba el peregrino y no podía dejar de verlo:
Regístrate para leer el documento completo.