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Cuando la perra era cachorra, era petisa y gordita, ojos azules y piel gris. Caminaba atrás mío dando saltitos entre los yuyos, mordiéndome los talones. Yo tendría nueve años y con ella no era niña,era cachorra también: me ponía en cuatro patas y juntas le ladrábamos a los gallos y a las gallinas que se escondían en el gallinero con los pollitos que piaban aterrados. En algún momento, un galloharto salía del escondite y nos perseguía dando picotazos. Apenas lo veía salir, yo me paraba y la agarraba a ella y salía corriendo, riendo asustada, porque era a la vez gracioso y temible el galloque nos corría iracundo.
Llegábamos al establo donde estaban los caballos que nos miraban aburridos, espantándose las moscas del lomo con la cola. Nos tirábamos en el pasto, yo con los músculos delas piernas entumecidos del cansancio, aullábamos y dábamos vueltas entre las plantas, retorciéndonos, y el casero pasaba y decía “parece que va a llover hoy” entre risas.
No dejaban que entre ala casa conmigo porque una vez había roto una vasija de cerámica de mi tatarabuelo que por algún motivo era importante, aunque era horrible. Yo la metía igual, en secreto, porque si entraba sola ellase quedaba del otro lado, rasguñando el mosquitero y llorando para que la deje entrar. Merendábamos juntas, yo tomaba el nesquick con galletitas y ella pedacitos de de pollo o de cordero que yo letiraba en el piso, sobras del almuerzo de ese día. Si alguien venía, las dos corríamos hasta mi cuarto, ella saltaba a mi cama y se escondía entre las sábanas. Era muy inteligente, se quedaba quietahasta que quien sea que había entrado se vaya.
Lloraba con gritos agudos cada vez que veía que me iba. Yo la saludaba con lágrimas en los ojos agitandola mano por la ventanilla del auto, y ella corría por el camino de tierra hasta que pasábamos la tranquera. Entonces yo me daba vuelta y ya no la veía, porque quedaba tapada por una nube marrón....