inquietudes sentimentales - Teresa Wilms Montt
O
<>f**í
ir:^m
-ryn^'-
W68i
tí.
V!
^Jf^i
-LiLl.
\
:*
[•
JlBUJOy^'
DE
OBEOOCIO
o
>N
e
''v:^&
t£í'^-ÜM::í¿m
:S.;'Jiv''
^ <^-<-
f.'X^-i-i.V
.ig--.-.-!ga;r=:v
y^s
'A'.^»
INQUIETUDES SENTIMENTALES
•ó
¡:^:^ .—fir^n.
¿ -_«»- i:i>k-rj
J4£lJL
"-?>?-"
-
•
--*^J^
I
m.
\
THERESE WILMS MONTT
INQUIETUDES
SENTIMENTALES
(
ILUSTRACIONES DE
GREGORIO LÓPEZ NAGUILBUENOS AIRES
Imprenta
MERCATALl.
calle
/
José A. Terry 283
y 291. Caballito
1©17
i
DE LA MISMA AUTORA:
Inquietudes sentimentales.
Buenos Aires, 1817
Próximamente:
Lo que no
se ha dicho.
.
.
S^é^^.
U) á^2
3
t
V
PRELIMINAR
Al ofrecer
estas páginas al lector, no he pre-
ción la de dar salida
Ha
mi única intena mi espíritu, como quien
tendido hacer literatura.
sido
dasalida a un torrente largamente contenido que
anega las vecindades necesarias paríi su esparcimiento-.
Escribo como pudiera reir o
neas encierran todo
lo
llorar,
y estas
lí-
espontáneo y sincero de
mi alma.
Allá van
ellas,
sin pedir benevolencias ni co-
mentarios: van con la
vuela
el
germina
r
pájaro,
como
la planta.
.
misma naturalidad que
como
se despeña el arroyo,
">''
yrupjv^
La
luz de la lámpara, atenuada por la panta-
desmaya sobre la mesaLos objetos toman un tinte sonambulesco de
ensueño enfermizo; diriase qu£ una mano tísica
lla violeta,
se
hubiera acariciado
el
ambiente, dejando en
él
su
languidez aristocrática.
Una campana
impiadosa repite
hace comprender que vivo, y
bién,
me
la
hora y ine
recuerda, tam-
que sufro.
Sufro un extraño mal quehiere narcotizando;
mal de amores, de incomprendidas grandezas, de
infinitos ideales.
Mal que me
incita a vivir en otro corazón,
p^ra
descansar de la ruda tarea de sentirme vivir dentro de
'
mí misma.
/
Como
los sedientos
quieren
el
agua, así yo an-
que mi oído escuche una voz prometiéndome
dulzuras arrobadoras; ansio que una manita infantil se pose sobfe mis párpados cansados desio
velar y serene
mi
espíritu rebelde, aventurero.
Así desearía yo morir, como la luz de la lámpara sobre las cosas, esparcida en sombras suaves
V temblorosas.
^
r
II
Paseaba por
camino somnoliento de un atar-
el
decer.
Los árboles otoñales, con sus brazos descarnados levantados al viento, tenían no sé qué gesto
trágico de súplica; y las montañas, rojas d^ra
bajo el sol de ocaso,amenazan derrumbaráe-sobre el río manso como una mujer enferma.
¡
Naturaleza
mí y que no es
comprendo en tus enormes y secretas.
Alma que yo
mía.
Yo
te
siento dentro de
2:randezas.
Como
penetro en la belleza del astro rey, así ob-
servo, también, la tragedia sentimental de la yer-
becita que quiere ser árbol y lucha con las patas
—
9
n
>
.
del animal, con las ruedas del carro, con laindi-
ferencia del hombre, y por último
da en el hocico de un pollino.
Naturaleza,
si
muere
eres tan benévola para
nace grande, ¿por qué no
lo eres
tritura-
el
que
también para
el
que nace miserable?
Nada me puedes
esconder,
Naturaleza; por-
que yo estoy en tí, como tú estás en mi: fundidas
una en otra como el metal transformado en una
sola pieza.
Eres mía. Natura, con todoslos tesoros
que
encierran tus entrañas.
Mío, es
mos en
el
el
oro que brilla fascinando a los gno-
fondo de
minas; mía,
las
la plata,
que
en complot contigo, prepara macabros planes para
hacer que los hontbres se destrocen; mío, es el
brillante majestuoso en su sencillez; mía, tu san-
gre de lava que chorrea hirviente en
los volca-
nes mías, tus flores y tus lagos divinos mías, tusmontañas y valles; mía eres tú, Naturaleza, por;
;
que mis pies han echado raíces hasta traspasar el
globo y te he extraído la savia.
Mías, son también tus miserias, míos, tus infinitos dolores de madre mía, la cuna de Momo y
;
la
10
guarida de la Muerte
—
.
.
-!
He
crecido nutrida de tu savia hasta sentir que
mi cabeza se erguía altanera y miraba al infinito,
como al hermano menor del...
Regístrate para leer el documento completo.