Introducion a la ciencia de los materiales
Carta Apostólica en forma de Motu Proprio por la que se reforma en la Iglesia Latina la disciplina relativa a la primera tonsura a las Órdenes Menores y al Subdiaconado.
Durante la preparación del Concilio Ecuménico Vaticano II no pocos Pastores de la Iglesia pidieron la revisión de las Órdenes menores y del Subdiaconado. El Concilio, sinembargo, aunque no estableció nada sobre esto para la Iglesia Latina, enunció algunos principios que abrieron el camino para esclarecer la cuestión, y no hay duda de que las normas conciliares para una renovación general y ordenada de la liturgia abarcan también lo que se refiere a los ministerios dentro de la asamblea litúrgica, de manera que, por la misma estructura de la celebración, aparece laIglesia constituida en sus diversos Órdenes y ministerios. De ahí que el Concilio Vaticano II estableciese que «en las celebraciones litúrgicas, cada cual, ministro o simple fiel, al desempeñar su oficio, hará todo y sólo aquello que le corresponde por la naturaleza de la acción y las normas litúrgicas» (SC 58).
Con esta proposición se relaciona estrechamente lo que se lee poco antes en la mismaConstitución: «La Santa Madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquella participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas que exige la naturaleza de la liturgia misma, y a la cual tiene derecho y obligación, en virtud del bautismo, el pueblo cristiano, "linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido" (1P 2, 9; cf. 2, 4-5). Alreformar y fomentar la sagrada liturgia hay que tener muy en cuenta esta plena y activa participación de todo el pueblo, porque es la fuente primaria y necesaria en la que han de beber los fieles el espíritu verdaderamente cristiano y, por lo mismo, los pastores de almas deben aspirar a ella con diligencia en toda su actuación pastoral por medio de una educación adecuada.» (SC 14).
En la conservacióny adaptación de los oficios peculiares a las necesidades actuales se encuentran aquellos elementos que se relacionan más estrechamente con los ministerios, sobre todo de la Palabra y del Altar, llamados en la Iglesia Latina Lectorado, Acolitado y Subdiaconado; y es conveniente conservarlos y acomodarlos, de modo que en lo sucesivo haya dos ministerios, a saber: el de Lector y el de Acólito, queabarcan también las funciones correspondientes al Subdiácono.
Además de los ministerios comunes a toda la Iglesia Latina, nada impide que las Conferencias Episcopales pidan a la Sede Apostólica la institución de otros que por razones particulares crean necesarios o muy útiles en la propia región. Entre éstos están, por ejemplo, el oficio de Ostiario, de Exorcista y de Catequista, y otros que seconfíen a quienes se ocupan de las obras de caridad, cuando esta función no esté encomendada a los Diáconos.
Está más en consonancia con la realidad y con la mentalidad actual el que estos ministerios no se llamen ya Órdenes menores; que su misma colación no se llame «ordenación», sino «institución», y además que sean propiamente clérigos, y tenidos como tales solamente los que han recibido elDiaconado. Así aparecerá también mejor la diferencia entre clérigos y seglares, entre lo que es propio y está reservado a los clérigos y lo que puede confiarse a los seglares cristianos; de este modo se verá más claramente la relación mutua, en virtud de la cual «el sacerdocio común de los fieles y sacerdocio ministerial o jerárquico, aunque diferentes esencialmente y no sólo en grado, se ordenan,sin embargo, el uno al otro, pues ambos participan a su manera del único sacerdocio de Cristo.» (LG 10).
Por tanto, después de madura reflexión, pedido el voto de los peritos, consultadas las Conferencias Episcopales y teniendo en cuenta sus pareceres y, asimismo, después de haber deliberado con nuestros venerables Hermanos que son miembros. De las Sagradas Congregaciones competentes, con...
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