Juan montalvo

Páginas: 16 (3906 palabras) Publicado: 31 de marzo de 2011
Montalvo profesa admiración profunda hacia el pueblecito de Ipiales, fronterizo con Colombia, donde se ha asilado a raíz de su primer destierro. Vive en un piso alto –con buen aire para sus sensibles pulmones– y en el frontis de su casa los ipialeños han clavado una placa conmemorativa alusiva a su estancia allí. En medio del boscaje el ilustre exiliado, con sus propias manos, ha construido unamesa muy alta con palos y bejucos, de suerte que “el gran caminador a pie”, cada vez que llega de un paseo liberador de tensiones, escribe una o dos hojas de su resma de papel de 500 páginas. ¿Desde cuándo –ya publicada toda esa obra maciza que integra El Cosmopolita– se han ido nucleando los Siete Tratados? Las biografías no pormenorizan mucho. Sólo dicen que en Besanzón los dio a la luz, enhermosa encuadernación, en 1883-1884. El Cosmopolita acaba de llegar, meditabundo, de una caminata larga. Y se entabla un diálogo entre el espectador y la soledad y la naturaleza. Eso ocurre tarde tras tarde. El espectador no ejerce oficio alguno obligatorio, es sólo un escritor de tiempo completo. En Ipiales se dan milagros, ese Ipiales que está sublimado en las páginas de su largo y minuciosoartículo titulado “El Sur de Colombia”. El sol se ha hundido tras el Cumbral. Añorando a su Ficoa y a su Ambato desde la distancia, ha visto un mar de violado purísimo en nubes lejanas. Ha visto más: una nube figura un pavo real a manera de abanico de colores variadísimos; ha percibido nubes verdes nunca vistas; ha visto esfinges apocalípticas. Desde su balcón ha contemplado y pintado esos cuadros: soncuadros de la Cordillera Andina.
Días antes, el desterrado había llegado a ese pueblecito. Un día su respetable amigo don Ramón Rosero lo ve tendido en el suelo, anegado en lágrimas –lágrimas de hombre– a raíz de una larga lucha cuerpo a cuerpo con el dictador que le arrebató a él y a los suyos la patria, madre de todos. Su amigo Roberto Andrade llama a ese drama su “llanto de Getsemani”. Eldesterrado político pone sus flechas de Parto en su carcaj, pero a la vez ase su capaz maleta de cuero, que el bueno de Rodrigo Pachano Lalama, ido del mundo, custodió en vida como reliquia venerada. Allí estaban ordenados importantes cuadernos de ensayos sobre el genio o la belleza, sobre Bolívar y Ricaurte, sobre lo que llamó El Buscapié, conexionado al Quijote, libro inimitable e imitado por él sobrelas opiniones de los filósofos griegos en apretado compendio y sobre una teoría sociológica y moral de la nobleza que la cifraba en las virtudes.
Esa faena se repite todos los días. Gutta cavat lapidem, la gota cava la piedra. Nuestro profesor de Derecho Internacional en la Universidad de La Habana, nos decía: joven escriba una página al día, una sola; al cabo del año tiene usted un libro de 365páginas. Gota a gota se formarán los Siete Tratados. El desterrado advierte que en Ipiales –e invita al lector a llorar– está escribiendo “sin libros”. Su biblioteca y la de su hermano Francisco Javier, las que eran consultadas en Quito y Ambato, allá se quedaron, como la nuestra en Cuba, no se sabe dónde. El escribir sin libros es confesión que parece increíble al escudriñar esa obra magna.¿Acaso algún peregrino desde Bogotá le trajo en las alforjas de su caballo alguna Gramática de Bello, o las Apuntaciones de Cuervo, o La historia de la caída y decadencia de Roma de Gibbon, o los Diálogos de Platón? Pero en su maleta de cuero “está aquel grande cuaderno de pasta negra, donde están anotados por él pensamientos, giros gramaticales, anécdotas históricas, que tuvimos en nuestro poder. Noes hipérbole lo que dijo Montalvo que, dado los libros que antes consultó en Quito y en París, en Italia y en Madrid, ninguno tenía en Ipiales; pero esa obra lograda –los Siete Tratados– fue para Blanco Fombona “monumento de la lengua castellana”, “empresa de gran monta”, recuerdos de viajes bien aprovechados. Y prueba de que no tenía libros en su destierro de Ipiales es que El Cosmopolita, ya...
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