La Ética

A lo largo de la República, esporádicamente, los mismos personajes encarnan una voz exterior a la exposición principal. Es Platón pensando a Platón. Manifestaciones aisladas que encuadran la totalidad del planteo.
Esa voz dice que “lo dicho sobre el Estado y su constitución política no son en absoluto castillos en el aire, sino cosas difíciles pero posibles de un modo que no es otro que elmencionado…”. No se puede asegurar –dice- que tal organización política llegue a existir alguna vez. No es posible decir cómo lo descripto con el discurso “debe realizarse en los hechos completamente”. Lo que se demuestra es que “se puede poner en práctica algo tal como se dice”. Que tales cosas “pueden llegar a existir”. Que un Estado así es posible, cómo es posible y en qué sentido es posible.Dice también que la Ciudad hecha con palabras es un paradigma. Un modelo de la justicia misma, del buen Estado, y del hombre justo. Glaucón dice que el Estado cuya fundación se describe “se halla sólo en las palabras”, ya que no cree “que exista en ningún lugar de la tierra”. Sócrates responde que “tal vez resida en el cielo un paradigma para quien quiera verlo y, tras verlo, fundar un Estado ensu interior”. “En nada hace diferencia –continúa- si dicho Estado existe o va a existir en algún lado”. Quien oiga, o quien lea, acerca del estado descripto “actuará sólo en esa política” –la de su interior- “y en ninguna otra”.
Lo político, elaborado teóricamente, tiene su efecto moral. En la Ciudad justa se puede ver en una escala grande, y por lo tanto aprender más fácilmente, la justiciaindividual. En la Ciudad se mira el alma.
Por otra parte Platón va a decir que “el hombre tiránico es el reflejo del Estado tiránico, el hombre democrático del Estado democrático, y así con los demás”. El hombre “real”, entonces, es el reflejo del Estado “real”. No sorprende que el Estado tenga características humanas; que se diga que es “feliz”, y “bueno”; que lo sea en la medida en que poseevirtudes: sabiduría, valentía, moderación, justicia. Estado e individuo son pensados cada uno a semejanza del otro. La Ciudad es el espejo del individuo. El individuo es el espejo de la Ciudad.

La República narra la Ciudad en sus diferentes momentos. Desde el origen hasta la disolución. La ciudad originaria es la respuesta a la pregunta acerca del origen de lo social en general. Después, ladenominada “ciudad febril”. Instancia más realista en tanto que tiene en cuenta al hombre como ser de deseo. Tiene en cuenta, en consecuencia, los deseados lujos de la civilización y los antagonismos políticos. Después, la descripción más extensa, la de la Ciudad justa. Ésta sería la cura de la ciudad febril. Por último, una mera aproximación al ideal, que pertenece al orden del tiempo. Quedegenera, como los demás regímenes políticos. Una ciudad de la que sólo se dice cómo y por qué degenera.
La ciudad se origina en el hecho de que los hombres no se bastan a sí mismos. Cada uno necesita de muchas cosas. Cada trabajador, cada oficio, cubre para los demás las necesidades básicas de alimento, vestido y vivienda. Cada uno contribuye, a partir de su propia dotación natural, a lacomunidad de todos.
En esta ciudad primera reina la división del trabajo y la especialización. Es una vida sencilla, en la que aún no se manifiestan los antagonismos. No existe problema político.
Hay toda clase de oficios para esas necesidades básicas. Hay labradores, constructores, tejedores… La alimentación es vegetariana. Se bebe moderadamente. Los hombres pasan la vida en paz y con salud.Llegan a la vejez y transmiten a su descendencia una manera de vivir semejante.
Glaucón dice a Sócrates que lo descripto no es otra cosa que una “ciudad de cerdos”. Es una vida más propia de cerdos que de hombres. Los hombres raramente se contentan con lo necesario. La civilización requiere superfluidades. Los interlocutores pasan entonces al nacimiento del “Estado lujoso”. La ciudad “sana” se ha...