la celestina
PÁRMENO, CALISTO, MELIBEA, SEMPRONIO, CELESTINA, ELICIA, CRITO.
CALISTO.- En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios. [32]
MELIBEA.- ¿En qué, Calisto?
CALISTO.- En dar poder a natura que de tan perfeta hermosura te dotasse e facer a mí inmérito tanta merced que verte alcançasse e en tan conueniente lugar, que mi secreto dolormanifestarte pudiesse. Sin dubda encomparablemente es mayor tal galardón, que el seruicio, sacrificio, deuoción e obras pías, que por este lugar alcançar tengo yo a Dios offrescido, ni otro poder mi voluntad humana puede conplir. ¿Quién vido en esta vida cuerpo glorificado de ningún hombre, [33] como agora el mío? Por cierto los gloriosos sanctos, que se deleytan en la visión diuina, no gozan mas que yoagora en el acatamiento tuyo. Más ¡o triste!, que en esto diferimos: que ellos puramente se glorifican sin temor de caer de tal bienauenturança e yo misto me alegro con recelo del esquiuo tormento, que tu absencia me ha de causar.
MELIBEA.- ¿Por grand premio tienes esto, Calisto?
CALISTO.- Téngolo por tanto en verdad que, si Dios me diese en el cielo la silla sobre sus sanctos, no lo ternía portanta felicidad.
MELIBEA.- Pues avn más ygual galardón te daré yo, si perseueras.
CALISTO.- ¡O bienauenturadas orejas mías, que indignamente tan gran palabra haueys oydo!
MELIBEA.- Mas desauenturadas de que me acabes de oyr Porque la paga será tan fiera, qual meresce tu loco atreuimiento. E el intento de [34] tus palabras, Calisto, ha seydo de ingenio de tal hombre como tú, hauer de salir parase perder en la virtud de tal muger como yo.¡Vete!, ¡vete de ay, torpe! Que no puede mi paciencia tollerar que aya subido en coraçón humano comigo el ylícito amor comunicar su deleyte.
CALISTO.- Yré como aquel contra quien solamente la aduersa fortuna pone su estudio con odio cruel.
CALISTO.- ¡Sempronio, Sempronio, Sempronio! ¿Dónde está este maldito?
SEMPRONIO.- Aquí soy, señor, curandodestos cauallos. [35]
CALISTO.- Pues, ¿cómo sales de la sala?
SEMPRONIO.- Abatiose el girifalte e vínele a endereçar en el alcándara.
CALISTO.- ¡Assí los diablos te ganen! ¡Assí por infortunio arrebatado perezcas o perpetuo intollerable tormento consigas, el qual en grado incomparablemente a la penosa e desastrada muerte, que espero, traspassa. ¡Anda, anda, maluado! Abre la cámara e endereça lacama.
SEMPRONIO.- Señor, luego hecho es.
CALISTO.- Cierra la ventana e dexa la tiniebla acompañar al triste y al desdichado la ceguedad. Mis pensamientos tristes no son dignos de luz. ¡O bienauenturada muerte aquella, que desseada a los afligidos viene! ¡O si viniéssedes agora, [36]Hipócrates e Galeno, médicos, ¿sentiríades mi mal? ¡O piedad de silencio, inspira en el Plebérico coraçón, porque sinesperança de salud no embíe el espíritu perdido con el desastrado Píramo e de la desdichada Tisbe! [37]
SEMPRONIO.- ¿Qué cosa es?
CALISTO.- ¡Vete de ay! No me fables; sino, quiçá ante del tiempo de mi rabiosa muerte, mis manos causarán tu arrebatado fin.
SEMPRONIO.- Yré, pues solo quieres padecer tu mal.
CALISTO.- ¡Ve con el diablo!
SEMPRONIO.- No creo, según pienso, yr comigo el que...
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