La chica de la camara de fotos
Cuando regresé del trabajo había una carta en el buzón. Reconocí la letra con alegría, sabía que no tendría remitente, para que así no pudiera contestarle.
Me sentéen la cama dejando el sobre a mi lado, siempre me hacía ilusión recibir cartas suyas, era emocionante ver los folios doblados cubiertos de letras que me dirían algo, era como caminar por la playa yencontrar en la orilla del mar una botella con un mensaje dentro.
Su caligrafía era dura e incorregible, pésima y complicada, transmitía un inmenso desorden emocional, no respetaba los márgenes y habíafragmentos en los que la punta del bolígrafo atravesaba la hoja.
Sin embargo, el contenido de su correspondencia era completamente distinto, como si fuese capaz de reflejar su propia alma en unespejo, como esos lagos que invitan a caminar a la mirada sobre la tersura de su superficie, siendo una parte más del cielo.
“Llevo años escribiendo un libro, todavía no sé cuándo lo terminaré, siquiera sitiene algún final. Es algo muy extraño, la gente suele pensar que al hecho de escribir le rodea un halo de magia o de misterio. No es para nada así. No hay nada de mágico en encontrar un momento desoledad, prepararme un café, sentarme en un abandonado silencio, poner música, quitarme el reloj de pulsera, dejarlo a un lado del ordenador. Y el vértigo, cada vez más acuciado y ensordecedor, deabrir el Word y no saber lo que voy a encontrar de mí mismo allí dentro. Y la tarde detrás de la ventana, y la noche deshaciendo el azul, y tantas veces el amanecer, los coches que se marchan calle abajo,las conversaciones, el traqueteo de una maleta con ruedas sobre la acera, la algarabía de unos niños camino del colegio.
He escrito en tantas casas, en tantas ciudades diferentes, en tantos países ya tantas edades, ha entrado tanta gente en la habitación mientras lo hacía. Una madre, un hermano, un amigo, una llamada de teléfono, un timbrazo en el portero automático, una mujer. Me desanimo al...
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