La Cocina de la escritura




El propósito del siguiente trabajo es elaborar una reflexión sobre el manual, “La Cocina de la Escritura” una vez leído este último. En las próximas líneas hablaré sobre lo que me ha parecidola lectura global del libro y sobre algunos apartados y detalles que me han resultado significativos por una razón u otra.
Lo primero que hay que decir es que “La Cocina de la Escritura” no es unmanual cualquiera. Rompedor e irreverente, utiliza el humor y la ironía en muchas ocasiones para llamar la atención del lector, al que implica en el texto desde el principio, pero al mismo tiempo es uninstrumento útil que busca enseñar a través de ejercicios prácticos y una prosa colorida - estrategia esta última que se nos menciona en el capítulo 14 -. El autor reniega de otros textos de caráctersimilar pero que imparten en sus líneas lecciones de teoría lentas y pesadas que aburren al lector, aunque, sin embargo, no intenta imponer un criterio absoluto en cuando a métodos de enseñanza ya queél no quiere que se considere los consejos de su libro como “verdades irrefutables” y que al leer otro manual “se sientan engañados”.
Como lector, debo considerar que el libro me ha sorprendidopositivamente, porque esperaba encontrarme con un manual aburrido, de lectura lenta y tediosa, que me llevaría semanas leer. Además, me he sentido muy identificado con algunos de los puntos expuestos enel libro, en especial cuando se habla de la necesidad de un “estilo llano”, sobre todo en documentos técnicos y legales. El porqué de esta sensación viene dado por la necesidad de leer sentencias devarios tribunales y un manual sobre la asignatura “Derecho de la Comunicación”, los cuales son, no sólo crípticos por culpa de su vocabulario, sino también por sus oraciones interminables – que, sinduda, constan de más de 30 palabras cada una- y cuya la sintaxis, que siempre repite los mismos elementos, hace casi imposible mantener la atención centrada en la lectura más de 10 minutos seguidos....