La concha de tu madre es gris

La gris monotonía del jueves nublado se vio interrumpida exuberantemente por un trueno que desató una fuerte tormenta. El viento comenzó a seguirle el juego a la lluvia y comenzó a volar más fuerte,hasta ese momento reposaba tranquilo junto a la humedad. La lluvia siempre tuvo una poesía inexplicable para él. Su humor cambiaba, su sonrisa florecía tranquila en su rostro y las pocas presiones quetenía a esta altura de su vida desaparecían por completo. Amaba ver como la gente iba aumentando la frecuencia de sus pasos para llegar a un techo, hasta a veces llegaban a correr mientras tapabancon sus manos, sus sacos o sus carteras, sus cabezas. Esto, a él, le resultaba muy gracioso, el esfuerzo acróbata que hacen algunos por impedir que el agua de la lluvia los moje. Como si hubiera algúnproblema en mojarse, como si sus ropas luego no se secaran o sus cabezas quedaran por siempre contaminadas. Otros abrían orgullosamente sus negros y grises paraguas. Recordó que la lluvia era unabendición de los dioses para otras culturas antiguas, sin embargo hoy día es algo molesto, un embrollo, algo que muchos quisieran evitar y por lo que maldicen con mucho fervor al cielo.
Esperó a que nosonara el teléfono y se levantó de su silla. Primero, antes de girar la vista, se dirigió hacia la radio y cambió la música que estaba puesta. Esa música que sonaba, tranquila, fue alterada por un rocknacional pesado y lúgubre. Ambientar los días de lluvia es mucho mejor que contemplarlos en el silencio y en el vacío. Y por fin se dirigió a la ventana. Abrió con mucha delicadeza la persianaamericana, no quería romper nada a sus pocos días de haber entrado a trabajar a esa oficina, y finalmente la vio. Lluvia. Deseó poder estar abajo con una remera vieja y gastada para poder mojarsetranquilamente. Pero su deseo infantil fue corrompido por el llamado de un teléfono y el sentimiento de responsabilidad que poco a poco iba creciendo inexorablemente en su ser. Aun así, no atendió el teléfono,...