La Construcción Del Imaginario Tecnológico
La construcción del imaginario tecnológico contemporáneo
Francesc Llorens i Cerdà
“Lo que se predica universalmente carece de sentido”. Cuando el alcance
significat ivo de un concepto cubre la totalidad del campo de discurso (el univer so de
discur so) entonces ese concepto comienza a ser asignificat ivo, por incapaz de producir
la “diferencia”, esencial para la co mprensió n y delimitació n del propio concepto.
Comienza a vo lat ilizarse, desaparecer, o, visto de otro modo, se sustrae a la lógica de l
discurso, a la materialidad del sent ido, para instalarse en la frialdad de la abstracción,
desde la cual atraviesa, como un fantasma, la noción misma de significació n. Cuando
Platón universalizó el Bien lo hizo desaparecer para siempre, lo vo lat ilizó en e l
trasmundo de las ideas. En adelante nada ya fue “bueno”. Cuando los humanistas de l
Renacimiento universalizaron la Razón, lo racional dejó de servir co mo hecho
diferencial y diferenciador. Cuando, según mostró Foucault antes de morir devorado por
sí mismo, el poder se universalizó como estructura de relacio nes co lect ivas, éste tomo el
camino de la micro física, se diluyó hasta penetrar en los poros de lo cotidiano, desde
donde era mucho más difícil de ident ificar y contrarrestar.
Lo mismo ha sucedido con la Tecno logía.
Exceptuando el hecho de que, etimo lógicamente, este concepto procede de un error inaudito (el cruce entre el L ogos y la T ech n e, apareamiento prohibido en la Grecia
clásica), lo cierto es que la aceptada universalizació n del paradigma tecno lógico
(discut ible la ut ilizació n aquí del término paradigma) no ha traído consigo su concreció n
y diferenciació n, sino la desaparició n de su sent ido. ¿De dónde procede nuestro universo tecnológico?
DE L A T É C NI C A A L A T E C NOL O G Í A: L A FO R M AC I Ó N DE L SI ST E M AG L O BAL
T E C NO L O G Í A
El imaginario tecnológico contemporáneo nace de un proceso de abstracció n
que, en Occidente, comienza en la Baja Edad Media, época del paradigma animista,
alquímico, que sueña con beneficiarse al Mundo a través de operaciones lingüíst icas y
conjuros. Este paradigma mágico, que ya cree que pócimas y ungüentos “transforman”
radicalmente la realidad, el orden de los acontecimientos, será desplazado por el
mecanicis mo de Descartes, Spinoza, y lo s cient íficos del siglo XVII y XVIII.
Resucitando la nunca bien resuelta dist inció n esco lást ica entre los na tur a lia y lo s
a r tificia lia , éstos comienzan a esbozar un juego inocente que, en realidad, contiene toda
la perversió n de lo que ho y cabría llamar, no el paradigma, sino el “sistemagloba l
Tecno logía”. La pregunta, inocente como el onanismo de Atenea, sin el cual no se
explica el concepto de marras (pues era diosa a la vez de las artes, a r s i de l
conocimiento, logos o episteme), sería: ¿y si en realidad el mundo, y todo en su interior,
no fuera, y funcio nara, más que como una gigantesca máquina de relo jería? ¿Y si Todo
procediera de la vo luntad creadora de un relo jero universal, Dios? En este
planteamiento, el peligro de ateismo y revolución procedía del hecho de que el hombre, lejos de ser el gobernador del mundo, estaría gobernado por leyes idént icas a éste.
Yendo un poco más lejos, la naturaleza, como en un sueño extravagante y ácido,
imitaría, copiaría a las máquinas de cuerda, a lo s objetos móviles autoalimentados que,
traídos de lugares exóticos, hacían las delicias de príncipes y aristócratas en esta era que ...
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