La Economia

Historias inventadas

Rosa María Rosales Palencia


Siempre que vuelve a casa en el metro, después de dejar en la estación a su novia, allí sentada, nota el peso de la pena, el tiempo que sevuelve en su contra. Sale de un sueño que desea futuro cercano, real y se topa de camino a casa con la “otra” realidad y las “otras” horas de reloj y piensa…
Trocitos de recuerdos volando se posan enun rincón de su cabeza, pedazos de responsabilidades inminentes al llegar a casa por otro lado del cerebro. Por fin mira y se ve reflejada en el cristal, se nota llevada por el vagón de carasanónimas, desconocidas. La luz artificial, en pleno día y ella metida en ese agujero de mentira.
Esta triste, una vez más, tras alejarse de Ana. Fija la mirada en aquellos que considera sus cómplices , aella le parece que, detrás de todos ellos, en esta mañana, se esconden tristes historias que contar.
Se acuerda de cuando hace seis meses , caminaba enamorada de la mano de Ana, entonces le parecióque, las caras de todos aquellos “amigos” que caminaban por la Puerta de Sol, sonreían.
-No es verdad Elisa, no sonríen, fíjate bien, son tus ojos los que les dibujan sonrisas- Le decía Ana mientrasapretaba sus dedos suavemente con una sonrisa ladeada para ella.

Hoy es diecinueve de octubre, Domingo, se retrasa el frió, el aire del vagón renovado por lo espesa que quedo la noche…aun los oloresno se mezclan.
Elisa inventa, le encantaría poder escribir la historia de cada uno en su libreta pero la olvido en casa y se conforma con pensarlas, ¿Dónde Irán?...padres que llevan a sus hijos alparque, señores trajeados que pasean el periódico con olor a nuevo y a viejo, mujeres de peluquería con los finos labios pintados de rojo intenso. Y si… ¿y si una de aquellas personas cabizbajas estainventando una historia triste para ella?, se ruboriza, abre su libro con sello de biblioteca e intenta leer pero no puede mas que fingir y disimular las ganas que tiene de seguir inventando las...