la fe y la razón en Juan Pablo II










FIDES ET RATIO
Capítulos V-VI



























CAPÍTULO V
«Intervenciones del Magisterio en cuestiones filosóficas»


‘’La Iglesia y la filosofía’’

Juan Pablo II presenta en este capítulo el problema de que en la actualidad se está volviendo a los problemas filosóficos de años atrás (55). Dice que la actividad de los teólogos ya noes como antes, pues se dejan llevar por la razón filosófica sin profundizar en la fe; no respetan la unión que Juan Pablo II viene haciendo entre la fe y la razón desde el primer capítulo de la encíclica1. A este problema llega con la argumentación de varias tesis a lo largo del capítulo. La Iglesia no defiende ninguna filosofía en concreto (49), y el Magisterio no puede opinar sobre ninguna clasede filosofía, pero si está en su obligación de velar porque no atente contra la religión (50). No podemos interpretar la protección que hace el Magisterio de la religión ante estas filosofías como que éste quiere eliminarlas (51). La dedicación de la Iglesia por la filosofía viene desde un siglo atrás (52), a lo largo de los siglos la Iglesia ha contado con numerosos rechazos por parte defilosofías y sus filósofos, como por ejemplo, la filosofía marxista (54), aunque también ha contado con filosofías que orientaban a la Verdad, que es lo que hace la Iglesia, como la filosofía tomista. Ya adentrado el capítulo nos encontramos varias veces con la filosofía de Santo Tomás (58), que constituyó un gran paso a favor de la Iglesia con respecto a la filosofía. A partir de la renovación tomista serestableció el pensamiento filosófico cristiano y numerosos filósofos elaboraron obras de gran influjo, que han intentado de mantener viva la tradición del pensamiento cristiano (59).
El Concilio Vaticano II y, en concreto, la Constitución Gadium et spes, es una fuente de inspiración filosófica2, donde también se trata el estudio de la filosofía; se trata de recomendaciones extensibles más engeneral a la enseñanza cristiana en su conjunto. «Las asignaturas filosófica deben ser enseñadas de tal manera que los alumnos lleguen, ante todo, a adquirir un conocimiento fundado y coherente del hombre, del mundo y de Dios, basados en el patrimonio filosófico válido para siempre, teniendo en cuenta también las investigaciones filosóficas de ceda tiempo»3. Esto es lo que mueve a Juan Pablo II adecir varias veces que la filosofía debe ser enseñada a los candidatos al sacerdocio, para poder responder bien a los comportamientos que se les presenten (59, 62).
Por último, no da la razón por la que trata este tema, y es que el estudio que se ha hecho sobre las directrices del Magisterio de la Iglesia, han sido poco observadoras, y ha aumentado el interés por la inculturación de la fe en las‘’Iglesias jóvenes’’ (61).






Capítulo VI
Interacción entre teología y filosofía

‘’Algunos contenidos propios de la filosofía’’

A partir de todo lo que argumenta Juan Pablo II en el capítulo V sobre Santo Tomás, se plantea al final del capítulo VI un nuevo problema: ¿Qué es lo que ha llevado al Magisterio a elogiar repetidamente los méritos del pensamiento de Santo Tomás y por qué loha puesto como guía y modelo de los estudios teológicos? (78). En ese mismo punto nos da la razón de lo que se plantea:
«Lo que interesaba no era tomar posición sobre cuestiones propiamente filosóficas, ni imponer la adhesión a tesis particulares. La intención del Magisterio era, y continua siendo, la de mostrar cómo Santo Tomás es un auténtico modelo para cuantos buscan la verdad. En efecto, ensu reflexión la exigencia de la razón y la fuerza de la fe han encontrado la síntesis más alta que el pensamiento haya alcanzado jamás, ya que supo defender la radical novedad aportada por la Revelación sin menospreciar nunca el camino propio de la razón».
En este capítulo, Juan Pablo II organiza la teología como ciencia de la fe a la luz de un doble principio metedológico: el auditus...