La Iglesia Catolica Y La Eutanasia
Nunca es moralmente lícita la acción que por su naturaleza provoca directa o intencionalmente la muerte del paciente.
Por consiguiente, jamás es lícito matar a un paciente, ni siquierapara no verlo sufrir o no hacerlo sufrir, aunque él lo pidiera expresamente.
Ni el paciente, ni los médicos ni el personal sanitario, no los familiares tienen la facultad de decidir o provocar lamuerte de una persona.
No es lícito negar a un paciente la prestación de cuidados vitales son los cuales seguramente moriría, aunque sufra de un mal incurable.
No es lícito renunciar a cuidadoso tratamientos proporcionados y disponibles, cuando se saben que resultan eficaces, aunque sea sólo parcialmente. En concreto, no se ha de omitir el tratamiento a enfermos en coma si existe algunaposibilidad de recuperación.
No hay obligación de someter al paciente terminal a nuevas intervenciones quirúrgicas, cuando no se tiene la fundada esperanza de hacerle más llevadera su vida.
Eslícito suministrar narcóticos y analgésicos que alivien el dolor, aunque atenúen la consciencia y provoquen de modo secundario un acortamiento de la vida del paciente, con tal que el in de la acción seacalmar el dolor y no acelerar disimuladamente (intencionalmente) su muerte.
Es lícito dejar de aplicar procedimientos extraordinarios a un paciente en coma cuando haya perdido toda actividadcerebral. Pero no lo es cuando el cerebro del paciente conserva ciertas funciones vitales, si esa omisión le provoca muerte inmediata.
Las personas minusválidas o con malformaciones tienen los mismosderechos que las demás personas, en lo que se refiere a la recepción de tratamientos terapéuticos. En la fase prenatal y en la postnatal se han de proporcionar las mismas curas que a los fetos y...
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