LA INDIA MAIGUALIDA

 MAIGUALIDA
Maigualida, era una india atractiva, de cabello largo liso que le llegaba a su escultural Cintura, su piel era como la canela fresca manada de su propio árbol, y sus ojos eran dos almendras que le daban la magestual belleza a tan original rostro indígena. Solía correr por toda la finca de Aguaque, con una canasta llena de mazorcas de maíz recién cosechadas, yllegar de una vez al pilón para triturar el maíz y prepararle una deliciosa arepa de maíz tierno a la señorita Josefa de la Encarnación Camejo y Talavera.
La señorita Josefa de la Encarnación, se sentaba cada mañana en la alcoba de la gran mansión colonial de la hacienda de Aguaque, allí escribía en un diario sus memorias, relataba todo lo que veía desde la ventana, lo que le contaba su madreDoña Sebastiana Talavera, las confesiones de Maigualida y lo que a ella misma le afligía.
Josefa de la Encarnación, tenia dieciséis años, hija única de Don Miguel Camejo y de doña Sebastiana Talavera y Garcés.
Por todas esas grandes hectáreas de las más inmensas cosechas de maíz y sorgo, tronaban los pasos de un fuerte caballo donde venia montado un hombre de musculatura recia de excelenteperfil y vestimenta europea, Don Miguel Camejo, era su nombre, dueño y señor de la Hacienda de Aguaque.
Toda la inmensidad del exótico clima xerófilo de Paraguaná, era el más esplendido escenario para la pasión guardada en el corazón de Maigualida.
La hermosa india recorría toda la finca sonriéndole y agradándole los días de fuertes trabajos a los esclavos de Aguaque, enamoraba a todoaquel que percibía su delicioso aroma a flores de jazmín.
Mientras Maigualida pilaba aquel tierno maíz en el pilón de la cocina su fresco olor a jazmín, llagaba a las caballerizas de la hacienda donde don Miguel Camejo, terminaba de desmontarse de su caballo, hipnotizado por el agradable perfume a esa flor de jazmín erótica que despertaba en Don Miguel, la más ardiente pasión sin controlpor la india.
Don Miguel, llego hasta la ventana de la cocina, sorprendiendo a Maigualida que comenzaba a hacer las arepas de maíz.
--- ¿Cómo esta señorita buena moza?
---Bien patrón, haciendo unas arepitas pa la señorita Josefa… resp. Maigualida.
---Me haría usted una a mi.----Dijo don Miguel.
Maigualida sonriendo le respondió:
---Gua, a pues patrón pa uste lo que me pida.
En lacocina también habían unas negras esclavas cocinando, la que mas le ponía atención a la conversación entre don Miguel y Migualida, era Ignacia una mujer bastante mayor, madre de un esclavo de nombre Hipólito, que siempre había querido que su hijo se casara con Maigualida, mientras escuchaba cada palabra de Don Miguel a la india, se desocupó se seco las manos en el delantal y fue a decirle a doñaSebastiana, que su esposo estaba enamorando a Maigualida por la ventana de la cocina, doña Sebastiana, se dirigió al patio principal de la casa dio la vuelta y llego hasta la ventana de la cocina donde Don Miguel, sonreía como un adolescente en compañía de la hermosa india.
--- ¡Don Miguel! -----Exclamo Doña Sebastiana.
Don Miguel se asusto, Maigualida se quito de la ventana, con granvergüenza.
----Necesito que venga a la recamara, deseo hablar con usted.-.-dijo Doña Sebastiana.
----En un momento estoy en la recamara, vaya y espéreme allá.- Agrego Don Miguel.
Doña Sebastiana obedeció, Don Miguel, se acerco nuevamente a la ventana de la cocina pero Maigualida se habia marchado de allí, la india se fue a las laderas de cosechas donde estaba Hipólito, un negro esclavo recio,de sudor abundante y de carácter rebelde, encadenado de la pierna derecha a un grillete, habia escapado varias veces de la finca de Aguaque, pero siempre era capturado, condenado a latigazos y encadenado en su trabajo, poco se movía de su puesto el grillete era demasiado pesado, Maigualida, le secaba el sudor con una esponja hecha de plumas de gansos, le daba agua fresca de una pequeña...