La muerte en la calle

Páginas: 18 (4366 palabras) Publicado: 19 de agosto de 2014
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LA MUERTE EN LA CALLE
JOSÉ FELIX FUENMAYOR
Nace en Barranquilla en el año 1885 y muere en esta misma ciudad en 1968. Periodista y político,
desempeñó cargos públicos como el de Contralor Departamental. Según el escritor Illán Bacca:
Viajó por los Estados Unidos, donde residió algún tiempo. Director deldiario El Liberal; fundador
y director de las revistas Mundial y Semana Ilustrada. En el decenio de 1950, se formó en torno
suyo y de Ramón Vinyes el que se llamó "grupo de Barranquilla", del cual formaron parte Gabriel
García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio, Germán Vargas y Alfonso Fuenmayor. Publicó los libros
Musas del Trópico (poesía, 1910), Cosme (novela, 1927), Una triste aventura decatorce sabios
(cuento fantástico, 1928) y La muerte en la calle (cuentos, 1967) Illán Bacca Se dice que Cepeda
Samudio afirmaba: "Todos provenimos del viejo Fuenmayor". García Márquez reconocía
igualmente su importancia.3 Según el escritor Dixon Moya: José Félix Fuenmayor... fue promotor
intelectual, cuando ya pasaba los sesenta años, del llamado Grupo de Barranquilla o de la Cueva,
famoso sitiode tertulia literaria y artística en donde se dieron cita intelectuales de la costa Caribe
colombiana, entre ellos obviamente García Márquez. En varios estudios, se cita la influencia de la
narrativa de Fuenmayor en las primeras novelas del premio Nobel. Dixon Moya En 1928,
Fuenmayor escribe Una triste aventura de catorce sabios, novela que ha sido considerada la primera obra
de ciencia ficciónen el país y que es "una sátira en la línea de 'Los Viajes de Gulliver', de Swift, o
'Micromegas', de Voltaire, que pretende ser una burla del fetichismo científico"
Inicio
Hoy me ladró un perro. Fue hace poquito, cuatro o cinco o seis o siete cuadras abajo. No que me
ladrara propiamente, ni me quería morder, eso no.
Se me venía acercando, alargando el cuerpo pero listo a recogerlo, elhocico estirado como hacen
ellos cuando están recelosos pero quieren oler. Después se paró, echó para atrás sin darse vuelta, se
sentó a aullar y ya no me miraba a mí sino para arriba.
Ahora no sé por qué me he sentado aquí sobre este sardinel, en la noche, cuando iba camino de mi
casa. Parece que no pudiera andar un paso más, y eso no puede ser; porque mis piernas, bien flacas
las pobres, nuncase han cansado de caminar. Esto tengo que averiguarlo.
También por primera vez pienso que mi casa está lejos, y esta palabra me suena extraña.
Lejos. Será ¿"lejos? Sí. Es "lejos". Es que ya tenía olvidada la palabra.
Yo digo "casa" pero no es más que una cuevita a la salida de la ciudad, casi en el puro
monte. Me gusta poner nombres así. A mis conocidos, a quienes pido los centavos quediariamente
necesito, me les arrimo diciéndoles: Qué tal, caballerazo. Son pocos esos conocidos.
Verdaderamente son mis amigos. Yo busco uno o dos de ellos cada día y voy dejando descansar de
mí a los otros; y como solo les pido muy de tiempo en tiempo no me huyen ni se me excusan.
Cuando me encuentro alguno que no está en turno para el día, lo saludo "Qué tal, caballerazo" y
sigo de largo con mipaso que siempre parece que llevo un poco de prisa. Si es alguno a quien le
toca, le digo: "Qué tal, caballerazo. Echese ahí tres centavos, o cinco, o siete o diez". Con tres tengo
para el café tinto. Si son cinco, hay para el pan. Si son siete, ahí está el azúcar, y entonces bajo mi
mochila, saco mi jarrito y le echo el café; y saco mi botella de agua y echo, revuelvo con un dedo y
así el caféaumentado me alcanza para el pan. Y si son diez, añado una arepita de masa dulce. Tres
es malo; cinco, regular, siete, bueno; y diez, completo. Con uno solo o con dos nada más, o sin uno
o sin dos, no sé, porque nunca me ha pasado. Dios me favorece. Y también me dió el don del
orden.
A veces es más de diez, porque cojo a un caballerazo en un momento así, y entonces puede
haber para el...
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