La música religiosa a comienzos del xx

Capítulo I
Los fantasmas siguen recorriendo Europa

A principios de siglo es verdad que, si miramos los libros de Historia de antes de la L.O.G.S.E., se nos ofrecen como referencias ineludibles del pensamiento de la época el realismo, el evolucionismo, el vitalismo y el positivismo científico del siglo anterior, con los ecos aún recientes de Schopenhauer y Nietzsche resonando en una Europa alborde de la Primera Guerra Mundial.

Pero a la hora de ver el “ambiente” de aquellos años lo que más nos puede llamar la atención es que se ponen de moda diversas filosofías místico-espiritistas que miran a Oriente en busca de una religiosidad al margen de las iglesias oficiales: parece que estamos hablando de la actualidad, con la religión "a la carta" o la "new age"; la historia ¿se repite?Sí y no, ya lo veremos. La llamada Teosofía se extiende entre los círculos de la alta burguesía fruto del deseo de ésta de encontrar, desechado gracias al progreso técnico los conceptos del Dios tapa-agujeros o el Dios-explicación, un fundamento espiritual a su cómoda vida que justifique el bienestar y la enorme prosperidad que había alcanzado. Se impone la investigación con aires científicos dela espiritualidad y los fenómenos paranormales, se celebran reuniones para invocar a los espíritus y contentarlos para que ayuden a mantener, y si es posible aumentar, la riqueza de la que se disfruta. El progreso está empezando a dominar y explicar el reino de la materia hasta extremos impensables en el pasado y se quiere también explicar y dominar el reino del espíritu. Desde el siglo anteriorllegan las enseñanzas de Madame Blavatsky –Teosofía- o Allan Kardec –espiritismo-, y surge la Antroposofía de Rudolf Steiner. Todos ellos incansables conferenciantes, viajeros y promotores de sociedades de adeptos. Ya lo dijo G. K. Chesterton: desde que los hombres no creen en Dios, no es que crean en nada: es que creen en cualquier cosa.

Todo ello es consecuencia de la manifiesta incapacidad dela religión institucional para dar respuesta a la gravísima situación de la clase obrera durante la segunda mitad del siglo XIX a pesar de los esfuerzos del Papa León XIII –al que debemos la encíclica Rerum novarum o De la revolución en el año 1891- además de tantos sacerdotes y laicos que en Europa, sobre todo en Francia, ejercitan con coherencia y a contracorriente su opción por los pobres;tengamos en cuenta, sin embargo, que los movimientos obreros católicos empezaron a constituirse en sindicatos en 1887.
El advenimiento de San Pío X, del que tendremos ocasión de hablar, no supone ningún cambio dentro de los modos eclesiales. Sus palabras son bastante expresivas y no requieren más comentario: en cuanto a la multitud, no tienen más derecho que el de dejarse conducir y, como dócilrebaño, seguir a sus pastores (encíclica Vehementer, 1906). En general la clase obrera mira más hacia el materialismo y al cuasi misticismo de muchos marxistas en busca del reino de los Cielos aquí en la Tierra, liberando al hombre del Dios que justifica la opresión: el famoso un fantasma recorre Europa de Karl Marx es, con todo, una esquirla procedente aún del estallido de la bomba romántica.Algunos compositores nacidos y formados en el último romanticismo musical abordan el nuevo siglo atraídos por esta corriente que abarca tanto la teosofía como el espiritismo -que se vio condenado por el Santo Oficio primero en 1898 y más tarde en 1917- y el misticismo, reacciones a la religión institucional. Uno de los autores que flotan –literalmente- en esta sopa mística es ALEXANDER SCRIABIN(1872-1915). Veamos, en este párrafo que no tiene desperdicio, algunas de las ideas y actitudes sobre su papel como músico y artista:

Habrá una fusión de todas las artes, pero no teatral como en Wagner. El arte debe unirse a la filosofía y la religión en una totalidad invisible para formar un nuevo evangelio, que reemplazará al viejo evangelio, que hemos superado. Alimento el sueño de crear...