RETRATO DEL VICEPRESIDENTE (MARÍA GALINDO)A todos los hombres célebres les gusta tener retratos, no por nadael Congreso está lleno de inútiles cuadros convertidos en basura conlos años. Lo mismoacontece en la Casa de la Libertad, donde las salas de hombres de Estado retratan más que nada el hecho de que el Estadotiene sexo y color de piel.Inspirada en ese afán retratista, quiero ofrecerhoy un retratoescrito de nuestro Vicepresidente que ya se ha ganado su espacio enesa rutinaria, empolvada, ófrica y homosexual galería de hombres de lahistoria de la patria.Los gestos femeninos en suspiernas cuando las cruza, en sus manoscuando habla y en su manera de recogerse el cabello no se lo debe auna tendencia homosexual sino al hecho de que es un hombre educado por sumadre en una familiadonde la ausencia paterna ha sido una delas características que más han marcado su infancia y adolescencia.En ese sentido Álvaro es parte de ese inmenso fenómeno boliviano delos hijos varones criadosexclusivamente por sus madres. Yo albergola esperanza de que esos hijos sean capaces de desarrollar relacionesde empatía con las mujeres, de horizontalidad, de solidaridad ysean agudos analistasdel machismo y las relaciones de poder fundadasen el sexo. Pero ése no es el caso de Álvaro; si bien la soledad de sumadre ha calado profundamente en su personalidad, esto no ha devenidoen una empatíacon el universo de las mujeres, sino en un fuertecomplejo de superioridad. Un ejemplo de las manifestaciones de estecomplejo en él es esa alusión tan ridícula al hecho de que es el hombreque máshubiera leído en el país, algo que quien ama los libros y los haelegido como compañía permanente de vida no necesita subrayar. Esamuletilla le sirve para presentarse como “dueño de la verdad”;
Seconsidera docto en economía, sociología, política, filosofía y en todolo que toca. Esto es una muestra de su descomunal y peligroso complejode superioridad.Cualquier observador con un poco de sentido...
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