La opción de la adopción

La opción de la adopción.
En una ocasión, mientras familiares se encontraban de visita llegaron las frases y preguntas que alguna vez todos hemos tenido que responder: “¿Cuántos años dijistetener?”, “¡la última vez que te vi eras un niño!”, “¿qué estudiaste?”, “¿cuándo te casas?” y no podía faltar, “y los hijos, ¿para cuándo?”. Después de la última pregunta, inmediatamente un servidor miró a sualrededor, y jugando en un corral se encontraban los dos pequeños hijos de su hermano. “¿Hijos? Ya los tengo. Ahí están” fue la respuesta que salió de forma natural. Lógica fue la respuesta de una tíala cual me aseguraba que no era lo mismo, que era mi deber y obligación tener los propios descendientes para así conocer lo que es el amor de padres: “no se compara en nada a lo que hoy sientes porestos pequeños”. Algo no sonaba bien. De repente toda la educación recibida desde los más remotos recuerdos acerca de tratar al prójimo como me gustaría ser tratado, y sobre todo, tratarlos lo mejorposible por el solo hecho de ser personas iguales a uno mismo parecían sólo palabras. Ella no esperaba la respuesta que habría de darle, o al menos su rostro no pudo ocultarlo mejor: “El amor de un padreo madre no radica, o no debería radicar, en los lazos consanguíneos que unen a las personas. Es sólo sangre. Se debe amar a alguien por el simple hecho de que este exista, de lo que representa ennuestra vida y lo que por ellos podemos hacer. Tal vez no todos nacimos para casarnos y tener hijos propios. Hay demasiadas niñas y niños en este mundo cuyos padres los han dejado a una suerte que nopueden enfrentar solos.” El sólo hecho de proponer la adopción como medio para ser padre no le gustó: “¿Adoptar? ¿qué quieres decir con eso?, ¿criar a un niño que no tiene tu sangre?, ¿qué ganarías coneso?, ¿acaso no puedes tener hijos?, ¿eres estéril?” Ya no se trataba entonces del amor que un hijo despierta en uno sino el perpetuar un apellido y las características físicas de la familia. Hay...