La pampa
Páginas: 34 (8442 palabras)
Publicado: 30 de junio de 2011
ELLA, LA PAMPA, EL REMOLINO Y YO
La casa de paredes blancas, macizas, adobe y calaminas, eran tres piezas, un baño, piso de madera. Dirección Cecilia # 127, Pedro de Valdivia. Cinco niños juegan en la pampa, el sol candente sobre sus cabezas, sus manos y sus rostros secos y partidos por la rigurosidad del clima, sonrisas y carcajadas, se escuchaban en el gran desierto, de lasalitrera Pedro de Valdivia.
- Corre hermano, corre hermano, ahí viene uno. Jajaja –dice Manuel
Surcando el desierto, rápido, trayendo polvo y tierra, girando, girando viene el remolino de la pampa, los hermanos pampinos Manuel y René, juegan con el, zambulléndose en el centro del remolino, mientras sus hermanas “Patricia, Marianela, la menor llamada Pepa, corren y saltan dealegría, presenciando del espectáculo huracanado de sus hermanos. Risas de tierra y zamarreos llevan los remolinos a los pequeños.
-tírate Manuelito, tírate-.
Dice René, el hermano mayor, Manuelito en medio del remolino es levantado, tironeado y luego expulsado desde el centro del remolino, cayendo por el suelo, risas, más risas retumban haciendo eco en ese cielo azulimpertérrito, que mira a los pequeños nortinos sin nubes que intervengan, en el gran escenario desértico. Los cinco hermanos Plaza, jugaban en el desierto, sol y tierra eran su entretención, su niñez a un en sus retinas están, recuerdos que no se olvidaran, tampoco Manuel, que en su remolino de vida, aún debe viajar.
Después de unos años…
La mañana era fría, caladora de huesos, aun noaclaraba, él tenia como 37 años, pero representaba mucho más , hombre de esfuerzo, de espaldas anchas y manos grandes, orgulloso de su etnia de colono, conquistador de este árido mundo, domador del salitre. Cuyos ojos infantiles Convarbalinos, nunca pensaron en cruzar medio desierto para llegar donde está, Casarse, tener hijos, formar una familia en el indómito norte salitrero.-¡Arriba ¡ …si tú te duermes Chile se duerme-
Decía todas las mañanas, Don René animándose para levantarse, trabajador de tomo y lomo, se vestía, arreglaba sus cosas para el trabajo, tomaba su bicicleta y a la faena; mientras su esposa la señora Marina, se quedaba al cuidado de los 5 hijos. Ella era una aguerrida mujer nortina, tez morena, mezcla español-mulata, caderas anchas,cintura angosta, frente amplia, ojos grandes y vivos, tenía una sonrisa franca y blanca. Se levantaba al alba y su mundo giraba en son a las canteras salitreras, a los golpes del mineral blanco, al chancado del oro blanco, ese oro que les daba el pan de cada día, con la condición de dejarlo todo e hipotecar sus vidas anclados en una isla desértica, pero las risas de sus hijossuavizaban la vida del áspero ambiente y seco. Su día no era muy variado desayuno arreglar a los chiquillos para la escuela, almuerzo y cena, luego a dormir.
En las mañanas…
La señora Marina, como todas las madres del mundo levantaba a sus hijos:
-Vamos a levantares- decía todas la mañanas doña Marina -Manuel vamos levántate-- pucha Mamá, está muy helado, - - vamos hijo tus hermanos menores, ya están vestidos y listos para desayunar- -oye Mamá, que hay más allá del desierto. - Bueno están las otras salitreras María Elena o Coya. - ¡No Mamá!, me gustaría conocer más allá, viajar bien lejos-...
La casa de paredes blancas, macizas, adobe y calaminas, eran tres piezas, un baño, piso de madera. Dirección Cecilia # 127, Pedro de Valdivia. Cinco niños juegan en la pampa, el sol candente sobre sus cabezas, sus manos y sus rostros secos y partidos por la rigurosidad del clima, sonrisas y carcajadas, se escuchaban en el gran desierto, de lasalitrera Pedro de Valdivia.
- Corre hermano, corre hermano, ahí viene uno. Jajaja –dice Manuel
Surcando el desierto, rápido, trayendo polvo y tierra, girando, girando viene el remolino de la pampa, los hermanos pampinos Manuel y René, juegan con el, zambulléndose en el centro del remolino, mientras sus hermanas “Patricia, Marianela, la menor llamada Pepa, corren y saltan dealegría, presenciando del espectáculo huracanado de sus hermanos. Risas de tierra y zamarreos llevan los remolinos a los pequeños.
-tírate Manuelito, tírate-.
Dice René, el hermano mayor, Manuelito en medio del remolino es levantado, tironeado y luego expulsado desde el centro del remolino, cayendo por el suelo, risas, más risas retumban haciendo eco en ese cielo azulimpertérrito, que mira a los pequeños nortinos sin nubes que intervengan, en el gran escenario desértico. Los cinco hermanos Plaza, jugaban en el desierto, sol y tierra eran su entretención, su niñez a un en sus retinas están, recuerdos que no se olvidaran, tampoco Manuel, que en su remolino de vida, aún debe viajar.
Después de unos años…
La mañana era fría, caladora de huesos, aun noaclaraba, él tenia como 37 años, pero representaba mucho más , hombre de esfuerzo, de espaldas anchas y manos grandes, orgulloso de su etnia de colono, conquistador de este árido mundo, domador del salitre. Cuyos ojos infantiles Convarbalinos, nunca pensaron en cruzar medio desierto para llegar donde está, Casarse, tener hijos, formar una familia en el indómito norte salitrero.-¡Arriba ¡ …si tú te duermes Chile se duerme-
Decía todas las mañanas, Don René animándose para levantarse, trabajador de tomo y lomo, se vestía, arreglaba sus cosas para el trabajo, tomaba su bicicleta y a la faena; mientras su esposa la señora Marina, se quedaba al cuidado de los 5 hijos. Ella era una aguerrida mujer nortina, tez morena, mezcla español-mulata, caderas anchas,cintura angosta, frente amplia, ojos grandes y vivos, tenía una sonrisa franca y blanca. Se levantaba al alba y su mundo giraba en son a las canteras salitreras, a los golpes del mineral blanco, al chancado del oro blanco, ese oro que les daba el pan de cada día, con la condición de dejarlo todo e hipotecar sus vidas anclados en una isla desértica, pero las risas de sus hijossuavizaban la vida del áspero ambiente y seco. Su día no era muy variado desayuno arreglar a los chiquillos para la escuela, almuerzo y cena, luego a dormir.
En las mañanas…
La señora Marina, como todas las madres del mundo levantaba a sus hijos:
-Vamos a levantares- decía todas la mañanas doña Marina -Manuel vamos levántate-- pucha Mamá, está muy helado, - - vamos hijo tus hermanos menores, ya están vestidos y listos para desayunar- -oye Mamá, que hay más allá del desierto. - Bueno están las otras salitreras María Elena o Coya. - ¡No Mamá!, me gustaría conocer más allá, viajar bien lejos-...
Leer documento completo
Regístrate para leer el documento completo.