La Revolucio N Francesa


LA REVOLUCIÓN FRANCESA


Alberto BÁRCENA PÉREZ
Universidad CEU San Pablo

PAREDES ALONSO, Javier (dir.). Historia Universal Contemporánea.
Barcelona, Sello, 2009. Páginas 91–146.






[pág. 91] Abordamos en este capítulo uno de los fenómenos más complejos y trascendentales de la Historia universal, no solamente porque supone el paso de la Edad Moderna a la Contemporánea sino porque, en muchosaspectos, significa el final de un mundo y el nacimiento de otro que desde entonces no ha dejado de cambiar con gran rapidez, como si el proceso revolucionario que se abrió en 1789 no se hubiera cerrado aún. Todo lo acontecido en el mundo desde entonces viene marcado por los acontecimientos ocurridos en la Francia de finales del siglo XVIII para bien y para mal. Es un fenómeno complejo porque sedan, en grado sumo, uno de los componentes de toda revolución: muchos cambios profundos en poco tiempo, pero también por los contrastes, a veces desconcertantes, que se dieron entonces y siguen dándose al contemplar su legado histórico. Todos nosotros somos partícipes de él porque en la Revolución francesa está el origen de las democracias occidentales contemporáneas, y también el reconocimiento delos derechos humanos que defienden dichas democracias, con todas las matizaciones que podamos hacer al respecto —pero no es este el lugar de analizar los fallos, deficiencias, y contradicciones que se dan en nuestros ordenamientos jurídicos y en el funcionamiento de nuestras instituciones—. Y es innegable que en nuestras democracias las libertades [pág. 92] individuales han alcanzado unaprotección y un grado de desarrollo desconocido en otras latitudes. Tendríamos que remontarnos a la Roma republicana —o mejor, a la Grecia clásica— para encontrar los antecedentes más cercanos de nuestro sistema político: la democracia nace en Europa, concretamente en la primera de nuestras civilizaciones, la grecorromana. Ese fue precisamente el modelo que, a veces literalmente, pretendieron imitar loshombres de la revolución, incluso en la terminología utilizada, resucitando instituciones que, una vez sacudido el polvo de los siglos, implantaron como algo nuevo que daría forma y cauce a sus ideales.

Pero debemos conocer también los aspectos negativos —las injusticias, los abusos, e incluso los crímenes y el genocidio— que se dieron a lo largo del proceso revolucionario, y a consecuencia de él.No podemos minimizar esos aspectos, ni tratar de justificarlos como inevitables e inherentes a cualquier revolución porque estaríamos simplificando la cuestión y justificando, de paso, todos los crímenes contra la humanidad que se han dado a lo largo de la Historia en defensa o en contra de cualquier ideología. Trataré, por tanto, de exponer los acontecimientos históricos tal como fueron, con todasu complejidad, señalando sus logros, pero denunciando los abusos cometidos y sus contradicciones. Entre estas últimas cabe destacar el hecho de que los autores de la Revolución francesa jamás aplicaron los principios que habían proclamado ya que, desde sus primeras etapas, la voluntad popular fue manipulada, ignorada o sencillamente secuestrada mediante la utilización de dos formidables armaspolíticas: la demagogia y el miedo. La propaganda revolucionaria no conoció límites a la hora de crear —recurriendo a la mentira, la difamación y la calumnia— un conjunto de mitos sumamente eficaces, por ejemplo, el de la amenaza exterior cuando eran los propios revolucionarios los más interesados en provocar la guerra como un medio para acelerarlos cambios y mantenerse en el poder. Así, terminaronpor declarársela a los que llamaban tiranos —como el Emperador o el rey de España— cuando comprobaron que éstos, a pesar de sus advertencias, no se resolvían a intervenir. Y fueron ellos también quienes invadieron los Estados de aquellos «tiranos» extendiendo sus ideas a los países vecinos en una serie de guerras de conquista totalmente injustificables, entre ellas las campañas de Italia. Todo...