La Rsc En Las Empresas

PALABRAS EN MEMORIA DE S.S. JUAN PABLO II PRONUNCIADAS POR EL PROF. RICARDO MINIÑO. PARROQUIA UNIVERSITARIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ANUNCIACIÓN, SANTIAGO, 7 DE ABRIL DE 2005

Estamos congregados con el corazón afligido por la ausencia terrenal del hermano Karol Wojtyla, con el corazón fortalecido por el convencimiento de que Juan Pablo II, Papa y Mártir, ya pertenece al número de losbienaventurados. Fue sucesor de Pedro, Pastor y Guía de la Iglesia fundada por nuestro Señor Jesucristo para mantener vivo el manantial sagrado de la Redención del género humano a través de los siglos.
En este día, el cuerpo de Karol Wojtyla yace dormido bajo la cúpula de la Basílica Vaticana esperando la resurrección gloriosa del último día, y convertido, como un signo milagroso del Espíritu para estageneración nuestra tan zarandeada, en un gigante imán de amor y devoción que convoca multitudes ansiosas de reverenciarlo y de trasuntar en su cercanía la promesa de la dicha futura con que el Señor acoge en el reino de la luz indeficiente a los mansos, humildes, limpios de corazón, constructores de paz.
Juan Pablo II, Sumo Pontífice durante 26 años, fue un Papa de muy variados carismas, pero talvez uno de los más característicos fue su capacidad de hacerse presente en todas partes. Por eso, se empeñó en llevar personalmente su mensaje y su aliento a todos los continentes, a todas las culturas humanas. No sólo a los ambientes católicos, sino también a los oídos y al corazón de los fieles de otras confesiones cristianas, de los creyentes de otras religiones y de los no creyentes.
Fue elprimer Pontífice que visitó una iglesia luterana (Roma, 1983), una sinagoga (Roma, 1986), una mezquita (Damasco). Es memorable su visita a Atenas, de confesión ortodoxa. Y no lo es menos su presencia en la Jornadas de oración por la paz, en la ciudad de Asís, cuna de San Francisco, donde se dieron cita para orar los líderes de las grandes religiones mundiales. Si estas hubieran sido las únicasacciones de su Pontificado, ellas le daban por sí solas derecho a un lugar destacado en la historia universal de la búsqueda de comprensión y respeto mutuo entre todos los hijos e hijas de Dios,
En una línea similar de acercamiento y apertura, obtuvo el establecimiento o reanudación de relaciones diplomáticas con la Santa Sede de países que hasta el momento carecían de ellas o las teníaninterrumpidas.
Si no alcanzó a llevar su presencia a alguna zona o sector, no se debió a recelo o desgana de su parte, sino a que circunstancias más poderosas que su deseo y voluntad se lo impidieron.
No es preciso decir que el Papa no siempre fue escuchado, ni siempre comprendido. Pero es que su lenguaje, cordial y afectuoso por norma, nunca fue escurridizo o acomodaticio. Proclamó y defendió confirmeza las exigencias de la dignidad humana, de la vida, de la libertad, de la paz, de la verdad y del deber. Y lo hizo, teniendo plena conciencia de que el mensaje cristiano no está libre de dificultad, pero convencido de que su realización es posible con la ayuda de Dios.
En uno de los capítulos finales de su libro “Cruzando el umbral de la esperanza”, titulado “Para no tener miedo”, le contesta alperiodista entrevistador: “Usted ha observado que al hombre contemporáneo le es difícil volver a la fe, porque le asustan las exigencias morales que la fe presenta. Y esto, en cierto modo, es verdad. El Evangelio es ciertamente exigente. Es sabido que Cristo a este respecto no engañaba nunca a sus discípulos ni a los que le escuchaban. (...) Por tanto, si Él dice : “No tengáis miedo”, con todaseguridad no lo dice para paliar de algún modo sus exigencias. Al contrario, con estas palabras confirma toda la verdad del Evangelio y todas las exigencias en él contenidas. Al mismo tiempo, sin embargo, manifiesta que lo que Él exige no supera las posibilidades del hombre.” En la misma línea de pensamiento, Juan Pablo subraya más adelante: “Aceptar lo que el Evangelio exige quiere decir afirmar...