La tarjeta


La Tarjeta (La muñeca Reyna)
(Adaptación Por: Akiyama Kwiyomi)
I
Vine porque aquella tarjeta, tan curiosa, me hizo recordar su existencia. La encontré en un libro olvidado cuyas páginas perfectas habían hecho que esa caligrafía infantil resaltara rápidamente.
Estaba acomodando, después de mucho tiempo de no hacerlo, mis libros. Iba de sorpresa en sorpresa, pues algunos, que estaban en lasestanterías más altas, no fueron leídos durante mucho tiempo. Tanto, que el filo de las hojas se había granulado de manera que cayó en forma de polvo en mis palmas abiertas. Era un libro de mi infancia –y tal vez no la de muchos otros niños- relataba una serie de historias ejemplares o más o menos truculentas ¿Por qué? No recuerdo las respuestas. Solo sé que entre las páginas manchadas cayó,revoloteando, una tarjeta blanca con la letra atroz de Naruto: “Naruto no olbida a su amigito y me buscas aquí como te lo divujo.”
Y detrás de estaba ese plano de un sendero que partía de la X que debía indicar, sin duda, la banca del parque donde yo, en mis tiempos de adolescente rebelde me olvidaba de los horarios de clases y pasaba varias horas leyendo libros. Prendido completamente a las palabrasque desfilaban ante mis ojos, al principio no escuché los pasos ligeros que, después de correr por la grava del jardín, se detenían a mis espaldas. Era Naruto y no sabría cuánto tiempo me habría acompañado en silencio su espíritu travieso sí, cierta tarde, no hubiese optado por hacerme cosquillas en la oreja soplando hacia mí con los labios hinchados y el ceño fruncido.
Preguntó mi nombre ydespués de considerarlo con el rostro muy serio, me dijo el suyo con una sonrisa, si no cándida, tampoco demasiado ensayada, era un apreciable intermedio entre la ingenuidad de sus años y la forma casi mímica adulta en la que los niños deben ser formales. La atracción hacia Naruto, más bien, era un don de su Naturaleza, al grado de que sus momentos de espontaneidad, en contraste, parecíanaprendidos.
Quiero recordarlo, una tarde y otra, en una sucesión de imágenes fijas que acaban por sumar a Naruto entero. Y no deja de sorprenderme que no pueda pensar en el cómo realmente fue, o como en verdad se movía, ligero, interrogante, mirando de un lado a otro sin cesar. Debo recordarlo detenido para siempre como en un álbum. Naruto a lo lejos, un punto en el lugar donde la loma caía, desde un lagode tréboles, hacia el prado llano donde yo leía sentado sobre la banca: un punto de sombra y sol fluyentes y una mano que me saludaba desde allá arriba. Naruto detenido en su carrera loma abajo, con los shorts blancos y esponjados y los calzones de cuadritos azules apretados con ligas alrededor de los muslos, con la boca abierta y los ojos entrecerrados porque la carrera agitaba el aire y el niñolloraba de gusto. Naruto sentada bajo los eucaliptos, fingiendo un llanto para que yo me acercara a él. Naruto boca abajo con una flor entre las manos: los pétalos de un amento que, descubrí más tarde, no crecía en este jardín, sino en otra parte, quizás en el jardín de la casa de Naruto, pues la única bolsa de su Blusón, que mas bien parecía pijama, venía a menudo llena de esas flores blancas.Naruto viéndome leer, detenido con ambas manos a los barrotes de la banca verde, inquiriendo con los ojos azules: recuerdo que nunca me preguntó qué cosa leía, como si pudiese adivinar en mis ojos las imágenes nacidas de las páginas. Naruto riendo con placer cuando yo lo levantaba del talle y la hacía girar sobre mi cabeza y el parecía descubrir otra perspectiva del mundo en ese vuelo lento. Narutodándome la espalda y despidiéndose con el brazo en alto y los dedos alborotados. Y Naruto en las mil posturas que adoptaba alrededor de mi banca: colgado de cabeza, con las piernas al aire y los shorts abombados; sentado sobre la grava, con las piernas cruzadas y la barbilla apoyada en el mentón; recostado sobre el pasto, exhibiendo el ombligo al sol; tejiendo ramas de los árboles en trencitas,...