La teoría del electrón propuesta por Hendrik Antoon Lorentz
Para la mayoría de los expertos, el momento cumbre de la física del siglo XIX llegó con la teoría de los campos eléctricos y magnéticos, englobados en la síntesismatemática que James Clerk Maxwell publicó en 1864. Desde entonces, la disciplina fue cubierta por una bruma que solo se despejó cuando, a principios del siglo XX, nacieron la teoría de la relatividady la mecánica cuántica. Esta leyenda ensombrece el nexo que existió entre ambos momentos, un logro brillante en sí mismo y construido gracias a una labor heroica.
Para ponernos un contexto debemos,en primer lugar, admitir una blasfemia: la exposición de Maxwell sobre sus propias ecuaciones es un auténtico caos. En sus artículos no encontraremos por ningún lado la estructura clara, compacta yelegante bajo la cual los estudiantes aprenden hoy las “ecuaciones de Maxwell”. En su lugar, hallamos un cúmulo de símbolos y un torrente descontrolado de palabras y ecuaciones. Maxwell, un hombrehumilde, no supo percatarse de que estaba escribiendo poesía para la posteridad, digna de ser grabada en piedra, por lo que se limitó a sintetizar en lenguaje matemático todos los conocimientos de su épocasobre la electricidad y el magnetismo. En sus escritos, las ecuaciones fundamentales se mezclan con una fenomenología improvisada.
Lorentz purificó el mensaje que escondían las ecuaciones de Maxwell yseparó el grano de la paja. El grano: cuatro ecuaciones que describen la respuesta de los campos eléctricos y magnéticos a las cargas eléctricas en movimiento, más otra que especifica la fuerza...
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