La verdad sobre cristo: caridad cristiana y caridad pastoral
LA VERDAD SOBRE CRISTO: CARIDAD CRISTIANA Y CARIDAD PASTORAL.
Existe un camino salesiano para … contemplar… conocer, amar y seguir a Jesús.
Don Pascual Chávez. VIII Sucesor de Don Bosco.
SALESIANOS COOPERADORRES Provincia Centro América Norte
Material para la Formación Permanente Febrero 2010
1 Material para la formación permanente
Para la m editación com unitaria.
Contemplar a Jesucristo con mirada salesiana
La verdad salesiana sobre Cristo.
La contemplación del rostro de Cristo debe ser para nosotros la 1 primera pasión y ocupación, como se nos indica en la Regla de Vida : “Nuestra ciencia más eminente es, por tanto, conocer a Jesucristo, y nuestra alegría más íntima, revelar a todos las riquezas insondables de su misterio” (Const. 34). Este texto es tanto más significativo si se recuerda que se encuentra en el capítulo de las Constituciones en que se describe nuestro servicio educativo pastoral. Os invito a realizar el precioso trabajo de contemplar al amado por excelencia, Aquel que nos ha fascinado y sigue fascinándonos, con una mirada salesiana, con los ojos mismos de Don Bosco, para que como él y siguiéndole a él “al leer el Evangelio seamos más sensibles a ciertos rasgos de la figura del Señor” (Const. 11). La contemplación de Cristo es el punto de partida del camino espiritual y del programa pastoral trazado en la Exhortación apostólica Novo Millennio Ineunte, que nos llama a tener la mirada “más que nunca fija en el rostro del Señor ”. La instrucción Caminar desde Cristo ha retomado el mismo objetivo estratégico, indicándonos los diversos rostros que contemplar y los lugares donde hacer experiencia de Cristo: “Éstos son los caminos de una espiritualidad vivida, compromiso prioritario en este tiempo, ocasión de releer en la vida y en la experiencia diaria las riquezas espirituales del propio carisma, en un contacto renovado con las mismas fuentes que han hecho surgir, por la experiencia del Espíritu de los fundadores y de las fundadoras, el destello de la vida nueva y de las obras nuevas, las específicas relecturas del Evangelio que se encuentran en cada carisma”. La contemplación de Cristo nos inserta así, como salesianos, en el camino post jubilar de la Iglesia y en el compromiso actual de la vida. Contemplar a Cristo significa conocerlo más profundamente, amarlo más fielmente, seguirlo más radicalmente. En efecto, no se Le puede amar si no se Le conoce; y no se Le conoce si no se Le sigue (cf. Jn 1,3839); y no se Le sigue si no estamos de tal manera enamorados de Él que dejamos todo por “estar con Él” (Jn 21,1519). Conocimiento, amor y seguimiento de Cristo son realidades inseparables, que se relacionan recíprocamente. Las dos preguntas puestas por Jesús a los discípulos – “¿Quién dice la gente que soy yo?” y “Vosotros, ¿quién decís que soy yo?” orientan hacia esta interpretación de la contemplación de Cristo. Podrían ser expresadas con estas paráfrasis: “¿Quiénes dicen que soy yo, aquellos que, al no amarme y, por tanto, no siguiéndome de cerca no pueden conocerme?”; “¿Quién decís que soy yo, vosotros que amándome tanto y considerando todo como basura con tal de seguirme, estáis en condiciones de conocer la identidad más profunda de mi persona?”. Las respuestas dadas por los discípulos convalidan la misma interpretación: la cristología no es sólo fruto de conocimiento, sino también de amor hacia Cristo y de seguimiento. Estando al parecer de la gente, Jesús es Juan Bautista, o el profeta Elías, o uno de los profetas (cf. Mc 8,28). También en el curso de la historia Jesús ha sido calificado en formas muy diversas: es un revolucionario, un romántico, un comunista, un libertador, un liberal, un superstar, un judío ...
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