Las Fallas Bilbaínas
Páginas: 4 (822 palabras)
Publicado: 20 de abril de 2012
Noticia: http://www.gara.net/azkenak/01/315649/eu/Inigo-Sancho-Ruben-Rivero-Jon-Etxeberria-son-tres-detenidos-Estado-frances
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Las fallas bilbaínas
Era uno de estos días en los que hasta lospisos de "estudiantes" se sienten solos. En este caso, este piso de "estudiantes" siempre se había sentido profundamente solo, no era exclusivo de hoy.
Jon dejó apresuradamente la motocicleta sobreaquel extraño arbusto al cual sólo le encontraba la utilidad de apoyar su vieja Derbi Variant de 125 cc a la que cariñosamente apodaba Ametz (que significa Sueño en Euskera). Una vez abandonó su ruinosovehículo, se dispuso a correr los diez escasos metros que le separaban de su hogar, su morada o como lo queráis llamar. En apenas veinte segundos, lo que tardó en recorrer ese pequeño trayecto, lasnubes se tornaron aún más negras y un pequeño trueno hizo que aligerara aún más su velocidad. Una vez en el portal, y como de costumbre, había perdido las llaves. Pulsó el desastroso telefonillo conextrema ansiedad, como si el Gran Dragón Rojo hubiera escapado de la pintura de William Blake y estuviera amenazándole con una navaja como buen gitano que se precie. Cuando su compañero le abrió, ycomo mal menor a lo acontecido, lo primero que divisó fue el cartel típico de "Ascensor averiado" que se encontraba de manera cuasi permanente sobre el picaporte de dicho montacargas. Otra vez teníaque subir hasta un quinto piso por las tenebrosas y sucias escaleras. También, como habitualmente solía ocurrir, el único compañero de viaje era su casco, el cual le había acompañado "más de mediavida" como él solía recordar en sus locas noches de whisky y coca. Una vez arriba, ahogado y asfixiado por el enorme esfuerzo realizado y también quizás por su deterioro físico causado por lasimprudentes noches en las que hablaba de su casco, se encontró con sus dos camaradas y grandes compañeros de piso.
Ellos eran Iñigo y Rubén. El primero, un poco cascarrabias e idealista, era amante de las...
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Las fallas bilbaínas
Era uno de estos días en los que hasta lospisos de "estudiantes" se sienten solos. En este caso, este piso de "estudiantes" siempre se había sentido profundamente solo, no era exclusivo de hoy.
Jon dejó apresuradamente la motocicleta sobreaquel extraño arbusto al cual sólo le encontraba la utilidad de apoyar su vieja Derbi Variant de 125 cc a la que cariñosamente apodaba Ametz (que significa Sueño en Euskera). Una vez abandonó su ruinosovehículo, se dispuso a correr los diez escasos metros que le separaban de su hogar, su morada o como lo queráis llamar. En apenas veinte segundos, lo que tardó en recorrer ese pequeño trayecto, lasnubes se tornaron aún más negras y un pequeño trueno hizo que aligerara aún más su velocidad. Una vez en el portal, y como de costumbre, había perdido las llaves. Pulsó el desastroso telefonillo conextrema ansiedad, como si el Gran Dragón Rojo hubiera escapado de la pintura de William Blake y estuviera amenazándole con una navaja como buen gitano que se precie. Cuando su compañero le abrió, ycomo mal menor a lo acontecido, lo primero que divisó fue el cartel típico de "Ascensor averiado" que se encontraba de manera cuasi permanente sobre el picaporte de dicho montacargas. Otra vez teníaque subir hasta un quinto piso por las tenebrosas y sucias escaleras. También, como habitualmente solía ocurrir, el único compañero de viaje era su casco, el cual le había acompañado "más de mediavida" como él solía recordar en sus locas noches de whisky y coca. Una vez arriba, ahogado y asfixiado por el enorme esfuerzo realizado y también quizás por su deterioro físico causado por lasimprudentes noches en las que hablaba de su casco, se encontró con sus dos camaradas y grandes compañeros de piso.
Ellos eran Iñigo y Rubén. El primero, un poco cascarrabias e idealista, era amante de las...
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