los mártires de chicago

Los Mártires de Chicago
                El 4 de mayo iba a quedar por mucho tiempo en la memoria no sólo de Estados Unidos sino del mundo entero.  Por la mañana la policía disolvió con losconsabidos garrotazos una manifestación de 3,000 huelguistas y por la tarde prosiguió su faena contra otros grupos. Pero ninguno de ellos tenía que ver con el acto que los grupos anarquistas habían dispuestoa celebrar a las 19.30 en Haymarket Square, centro del distrito de frigoríficos y aserrados, a penas a media cuadra de la comisaria de Desplaine Street.  El principal orador del grupo, elnorteamericano Albert R. Parsons, quien lo objeto hasta el punto de informar a sus compañeros que si era distribuido el no hablaría en el acto. Los oradores hablaron desde una especie de carromato, a manera deimprovisada plataforma.
En su afán por salvar a sus defendidos, el abogado William A. Foster alegó que no existía ninguna prueba de la presunta ejercida sobre la ignota persona que arrojó la bomba,en cualquier expresión oral o escrita de los acusados, ni tampoco de que estos hubiesen investigado el hecho. Persistió llevar el caso como si se tratara de un homicidio, puesto que ésa era laacusación, a pesar de constarle que lo que estaba en proceso era otra cosa. Se constriño así a los hechos simples y llanos, a la estricta ley, e incluso hasta llegó a admitir algo de criminal desatino enalgunas formulaciones orales de los acusados, pero no se le permitió seguir más allá.
El juez Gary en vista de las objeciones del fiscal Grinnell, ¡le observo que estaba fuera de la cuestión! Ni siquierala oratoria de un Cicerón hubiese podido conmover el andamiaje de la gigantesca farsa montacia tácticamente por el juez, el fiscal, el jurado y, en suma: la justicia. No fueron mas culpables que losmillares de sus adeptos. Nueve días mas tarde, el 28 de agosto, según era previsible, el jurado dicto veredicto de culpabilidad especificando que siete de los acusados debían ser colgados y el...