Los Otros Tres Cuentos De Cuentos Inolvidables Seg N Julio Cort Zar

Páginas: 26 (6362 palabras) Publicado: 12 de abril de 2015
La casa inundada
[Cuento. Texto completo.]
Felisberto Hernández










Katherine Mansfield
(Nueva Zelandia, 1888 - Francia, 1923)

Felicidad o Éxtasis
(“Bliss”, 1918)
        A pesar de sus treinta años, Berta Young tenía momentos como éste de ahora, en los que hubiera deseado correr en vez de andar; deslizarse por los suelos relucientes de su casa, marcando pasos de danza; rodar un aro;tirar alguna cosa al aire para volverla a coger, o quedarse quieta y reír... simplemente por nada.
        ¿Qué pude hacer uno si, aún contando treinta años, al volver la esquina de su calle le domina de repente una sensación de felicidad..., de felicidad plena..., como si de repente se hubiese tragado un trozo brillante del sol crepuscular y éste le abrasara el pecho, lanzando una lluvia de chispaspor todo su cuerpo?
        ¿Es que no puede haber una forma de manifestarlo sin parecer “beodo o trastornado”? La civilización es una estupidez. ¿Para qué se nos ha dado un cuerpo, si hemos de mantenerlo encerrado en un estuche como si fuera algún valioso Stradivarius?
        “No, la comparación con el violín no expresa exactamente lo que quiero decir —pensó mientras subía corriendo la escalera,y, después de buscar la llave en su bolso y ver que la había olvidado como de costumbre, repiqueteaba con los dedos en el buzón—. Y no lo expresa porque...”
        —¡Gracias, Mary! —Entró en el vestíbulo—. ¿Ha vuelto la niñera?
        —Sí, señora.
        —¿Han traído la fruta?
        —Sí, señora; ya está aquí.
        —Haga el favor de llevarla al comedor; la arreglaré antes de vestirme.        El comedor estaba ya en penumbra y en él se sentía algo de frío; pero, a pesar de ello, Berta se quitó el abrigo: no podía soportarlo abrochado ni un momento más. El aire frío bañó sus brazos.
        Pero en su pecho ardía aún aquel fuego resplandeciente que se extendía a todos los miembros como una lluvia de chispas. Casi era insoportable. Apenas se atrevía a respirar por miedo a avivarlo más y,sin embargo, lo hacía muy hondamente. Tampoco se decidía a mirar al frío espejo..., pero miró al fin y vio en él a una mujer radiante, sonriente, de labios trémulos, con unos ojos grandes y oscuros, y en toda ella ese aire atento de quien escucha, esperando algo...,algo divino que va a pasar... y que sabe ha de ocurrir infaliblemente.
        Mary trajo la fruta en una bandeja y dos grandes platos.Uno de ellos era de cristal y el otro de porcelana azul, muy bonito, con un reflejo extraño, como si lo hubiesen sumergido en un baño de leche.
        —¿Doy la luz, señora?
        —No, gracias; veo muy bien.
        Había mandarinas como bolas de fuego, manzanas llenas de lozanía con tintes de rosa; peras amarillas tan suaves como la sea; uvas blancas con reflejos de plata y un gran racimo derojas, tan intensas que parecían moradas. Éstas las había comprado para que entonaran con la nueva alfombra del comedor. Sí, tal vez pareciera algo absurdo y rebuscado, pero no era otra la razón de haberlas elegido. En la frutería había pensado: "Tengo que llevarme un racimo de uvas rojas para que en la mesa haya algo que recuerde la alfombra". Y en aquel momento esta idea le pareció muy razonable.        Cuando hubo hecho con todas aquellas lustrosas redondeces dos pirámides, se alejó unos pasos para ver el efecto, que era realmente muy curioso. La mesa oscura se fundía en la penumbra de la habitación, y los dos platos —el azul y el de cristal cargados de fruta— parecían flotar en el aire. Esto, debido quizás a su estado de ánimo, le resultó increíblemente hermoso, y se echó a reír.        “¡No, no! Me estoy volviendo histérica”, se dijo. Y cogiendo el bolso y el abrigo, subió hasta la habitación de la niña.

        La niñera estaba sentada ante una mesita baja dando de cenar a la pequeña Berta después de haberla bañado. La niña vestía una bata de franela blanca y una chaquetilla de lana azul, y sus negros y finos cabellos los llevaba peinados hacia atrás terminados en un...
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