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El libro de Akash I
El caballo del cuello torcido
Capítulo gratis

Hugo Alberto Goitez

Colección
Biblioteca Latinoamericana

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Dirección de Contenidos: Ivana Basset
Diseño de cubierta: Daniela Ferrán
Diagramación de interiores: Juan Pablo Vittori

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Primera edición en español en versión digital
© LibrosEnRed, 2010
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Todos los ríos van al mar
y el mar nunca se llena;
al lugar donde los ríos van,
allá vuelven a fluir.
…Lo que fue, eso será;
Lo que se hizo, eso se hará.
Nada nuevo hay bajo el sol.

Viejo Testamento. Eclesiastés, capítulo 1, versículos 7 y 9

El brujo oficiaba el conjuro vudú congo sentado en el piso de tierra y presidía el círculo de personastambién sentadas alrededor de un conjunto de
conchas de caracol, piedras de río y un gallo muerto que tenía el cuello
retorcido y el pico volteado hacia atrás.
Conchas, piedras y gallo estaban esparcidos en el centro del anillo formado
por los cinco asistentes al rito animista. Dos lámparas de aceite de coco con
mecha de cordel de cocuiza, suspendidas de un palo atravesado entre los
soportesdel techo de hojas de palma, iluminaban el interior de la choza
hecha de caña brava.
En el lado opuesto al brujo estaba Gabriel Hernández, solicitador del
trabajo de hechicería, un mulato de cuarta generación cuyo tatarabuelo
fue un aventurero español del siglo XVIII.
Hernández nada sabía de su antecesor hispano. Descendía de esclavos
africanos que sudaron su trabajosa sumisión en lashaciendas de cacao de
Barlovento, una parte de la región central de Venezuela. A la derecha del
mulato, sobre la tierra apisonada, estaba un ex soldado llamado James
O’Daly, irlandés de quien Hernández solo sabía que había luchado en la
Legión Británica durante la guerra en contra de España.
Los demás integrantes del grupo eran la mestiza Omaira, mujer del brujo, y
el indio Timoteo, compañero dearmas del ex soldado británico. El indígena
apretaba los párpados para no ver lo que hacía el witch doctor, como le
decía O’Daly al hechicero.
Gabriel Hernández odiaba a los mantuanos1 , dueños del poder en Venezuela
desde que los ejércitos de Simón Bolívar, miembro de esa clase seudo
aristocrática nacida durante la conquista española, echaron del mando a
los representantes de la monarquíahispana.
El mulato ardía de indignación al recordar que la separación de Venezuela
del reino de España no había cambiado un ápice a la sociedad de su país, que
seguía dividida en estamentos, pues solo los criollos, los hijos de españoles
1
Los llamaban así porque únicamente las mujeres pertenecientes a esa clase podían usar mantillas cuando asistían a los oficios religiosos católicos.
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Hugo Alberto Goitez

en tierras americanas, fueron los favorecidos por la ruinosa aventura bélica.
En ese tiempo post colonial, los aristócratas de la mantilla ocupaban el
pináculo social, económico y político, en vez de los peninsulares, los nativos
de España, que lo disfrutaron durante más de trescientos años.
Dentro del orden social vigente todavía en 1836, después de loscriollos,
en particular de los mantuanos, venían, hacia abajo: los blancos de orilla,
oriundos de las Islas Canarias; los pardos (gente producto de la mezcla
de blancos, negros e indios); los mestizos, los mulatos, los zambos 2 y, en
último lugar, los negros y los indios. El odio a los criollos, sobre todo a los
arrogantes mantuanos, era el poderoso motivo de que el dibujante Gabriel
Hernández...