malas intenciones



Las Negras Intenciones
Alejandro Licona
Entra Luisa ataviada con sus mejores galas. Trae una flor naranja en mano. Se detiene y consulta se reloj para sentirse satisfecha. Mira en derredor con aire de nerviosismo y se arregla por enésima vez el vestido y el peinado. Poco después entre un jorobado con una flor naranja en la mano. Luisa lo mira con terror. 
 
LUISA: (Tras breve pausa.)Disculpe ¿Usted es… Fabián?
JOROBADO: No, señorita… 
(El Jorobado sigue su camino. Luisa deja escapar un gran suspiro de alivio.) 
LUISA: (Aliviada.) Que bueno… 
(Con nerviosismo creciente, Luisa vuelve a consultar su reloj. Ahora entra un galán con una flor naranja en la mano. Luisa lo mira con embeleso y emoción.) 
LUISA: ¿Fabián?
GALÁN: (Sonriendo amable.) No, señorita, lo lamento. Con supermiso. 
(El galán sigue su camino. La desilusión se refleja en el rostro de Luisa, quien mira como el galán se encuentra con el jorobado y contentos se abrazan y se marchan de ahí. Luisa los ve alejarse con una expresión de de estupor. Vuelve a consultar su reloj ahora con impaciencia y desesperación. Poco después entra una piruja.) 
PIRUJA: (Agresiva.) Ya estuvo. Así como va, largate. Ni creasque me vas a ver la cara de pendeja. Lárgate. 
(Luisa desconcertada mira en derredor con cara de “¿Me habla a mí?”) 
LUISA: Perdón ¿Me está usted hablando a mí?
PIRUJA: No, idiota. Le estoy hablando aquí a la Diana Cazadora.
LUISA: (Sin entender.) ¿Qué es lo que quiere usted?
PIRUJA: Quiero que te vayas ala chingada ¿Hablé claro o te lo repito?
LUISA: M e está usted confundiendo.
PIRUJA:Confundiendo madres. O te largas de aquí o te saco a chingazos. Escoge.


LUISA: (Sacando varias credenciales.) Mire, señora. Mi nombre es Luisa Alducín. Por si lo duda puede ver mi…
PIRUJA: (Interrumpiéndola.) Uta madre. Te pedí que te largaras, no que me contaras la historia de tu vida. ¡Vete! ¿No entiendes?
LUISA: ¿Y por qué me voy a ir? ¿Quién es usted para correrme?
PIRUJA: Soy la dueñade esta esquina ¿Mh? ¿Quieres trabajas? Busca la tuya. Chíngate que te cueste tu trabajo. 
(Luisa tarda un poco en comprender que la están confundiendo con una prostituta. Se ofende muchísimo.) 
LUISA: Oígame, yo soy una persona decente y si estoy aquí, es porque tengo una cita.
PIRUJA: Si tú, cómo no y yo soy Lady DÍ. ¡Vete al diablo, cabrona! Que me espantas a la clientela.
LUISA: Idiota, yono soy piruja como usted. Fíjese primero.
PIRUJA: ¿Crees que estoy ciega? ¿Qué no me fijo? Desde hace rato estás haciendo la calle. Además mira. Los años me han dado esto (se toda el colmillo) No voy a saber distinguir a una colega, no mames.
LUISA: Pues ya váyase comprando unos anteojos porque los necesita y con urgencia. 
(Entra un hombre quien se acerca a Luisa con aire clandestino.) HOMBRE: ¿Cuánto, mamacita?
LUISA: ¿Cuánto de qué? No le entiendo.
HOMBRE: ¿Eres nueva? Por ir, mamacita. Ya me anda por echarme un palo.
LUISA: (Dándole un bolsazo.) Pues tenga para que se le quite.
HOMRE: (Marchándose) Uy, pinche vieja culera. Ni que estuvieras tan buena. 
(El Hombre se marcha sobándose la cabeza.) 
PIRUJA: ¿Ves? Ni agarras ni dejas agarrar. Ya vete. Necesito sacar para larenta. Me estás chingando la tarde.



LUISA: Mire, señora. Quedé de verme con caballero aquí y por alguna razón no ha llegado. Por si lo duda, vea. Quedamos de identificarnos con esta flor. 
(La piruja deja escapar un suspiro de impaciencia y le muestra una flor idéntica. Luisa se saca de onda.) 
LUISA: (Herida en su orgullo) No soy lo que usted piensa.
PIRUJA: No me opongo a que le talonees.La ciudad es muy grande y lo que sobra son cabrones que quieran echarse un palo pero por favor, búscate tu esquina. No seas gandalla. A mí me cuesta una lana estar aquí.
LUISA: No soy prostituta ¿Cómo tengo que decírselo?
PIRUJA: Está bien (Sacando un boxer de su bolso.) No quisiste por la buena, será por las malas.
LUISA: Oiga, guarde eso. No le he dado ningún motivo para que me agreda....