MARIO DE MICHELI Las Vanguardias Art Sticas Del Siglo XX 02
Mario De Micheli
ENEAC, La Habana, 1967 [hay edición de Editorial Alianza, 1985]
2. LAS SEÑALES de la CRISIS [pp 1541]
El drama histórico de Van Gogh
[Todas las citas son de las cartas a su hermano Theo y a Van Rappard]
Van Gogh llega a París en 1886, tiene 33 años y vivirá cuatro más. Su verdadero trabajo de pintor había empezado en 1880. Una vida breve e intensa.
Es importante analizar los propósitos que le
llevan a París y su formación anterior.
Hijo de pastor calvinista, en una época conmovida por las ideas de redención social difundidas
desde Francia. Eligió dedicarse a la predicación evangélica entre los mineros belgas del Borinage, el “país negro”, había tomado sus lecciones en este “curso gratuito en la universidad de la miseria”. Sus
compañías eran
La Biblia
,
La Revolución Francesa
de Michelet; Dickens, Hugo, y luego,
Germinal
de
Zola. El socialismo humanitario de las obras de Zola eran para VG “los mejores tratados sobre la época
actual”. Fusionó evangelio y el socialismo, de tal modo que cuestionaba a esos religiosos que “eran incapaces de experimentar emociones humanas” Sus cartas de entonces tienen muchas afirmaciones en
este sentido. En 1878 escribe: “Si yo pudiera trabajar por dos o tres meses en silencio en una región
como ésta, y aprender y observar constantemente, no regresaría sin tener algo que decir, algo que valga
verdaderamente la pena de ser escuchado; y digo esto con toda humildad y franqueza” En todos los lugares en que estuvo antes de su viaje a París, la realidad que le interesa observar era
la misma: hombres y mujeres trabajadores de las fábricas, las minas, el campo. Incluso cuando deja la
tarea de predicador, seguirá siendo ese el mundo de su interés, son muchísimas las referencias en sus
cartas: “Los obreros de las minas de carbón y los tejedores son una raza un poco distinta a la de los
demás trabajadores y artesanos, y yo siento hacia ellos una gran simpatía. El hombre del fondo del abismo,
de profundis
, es el minero; el otro de aire pensativo, como de soñador, de sonámbulo, es el
tejedor. Hace casi dos años que vivo con ellos y he aprendido a conocer bastante su carácter original,
sobre todo el de los mineros. Y cada día encuentro algo conmovedor, hasta desgarrador en estos
obreros pobres y oscuros, los más desvalidos de todos puede decirse, los más despreciados…” Este es el mundo en el que maduró la vocación artística de VG, por ello se orientó hacia un
realismo social, “La mano de un trabajador es mejor que el
Apolo del Belvedere
”. Todo su trabajo
consistió en tratar de representar esa mano. Escogió como maestros a Millet, Courbet, Daumier y el
Delacroix menos literario. A propósito de un dibujo de Daumier afirmaba: “debe ser bueno sentir y pensar de esta manera y pasar por alto un montón de detalles para concentrarse sobre lo que hace
pensar, y sobre lo que concierne de la manera más directa al hombre como hombre, en lugar de
ocuparse de los prados y las nubes”. De Daumier aprendía a acentuar la expresión mediante la
deformación realista. De Millet había tomado la idea “Es mejor callar que expresarse débilmente” De Courbet señalaba el uso no naturalista del color: “Un retrato de Courbet tiene un valor más alto, es
enérgico, libre, pintado con toda la gama de los bellos tonos profundos, de rojopardo, dorados, violeta,
más fríos en la sombra, con el negro… es más bello que el retrato de cualquiera que hubiese imitado el
color del rostro con una horrenda
exactitud”. Justamente analizando los retratos de Courbet, descubre
que “El color expresa algo de por sí mismo” La
expresión
es lo que VG busca, la expresión
del hombre
añadido a la naturaleza
, según la vieja definición baconiana: “No conozco mejor definición de la
palabra arte que esta: El arte es el hombre añadido a la naturaleza; la naturaleza, la realidad, la verdad, ...
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