mejores cosas
FAUSTO.–Ahora ya, ¡ay!, he estudiado a fondo filosofía, leyes, medicina y por desgracia también teología, con ardoroso esfuerzo. Y ahora me encuentro, ¡pobre de mí!, tan sabio comoantes. Me llaman maestro y hasta doctor, y diez años llevo ya zamarreando a mis discípulos, cogidos de la nariz, arriba, abajo, a este lado y al otro…, y veo que no podemos saber nada. Lo cual meachicharra la sangre. Cierto que soy más discreto que todos esos jactanciosos doctores, maestros, escribanos y clérigos; no me quitan el sueño escrúpulos ni dudas y no le tengo miedo ni al infierno ni aldiablo…; pero, en cambio, también ha huido de mí toda alegría, no me imagino saber nada a derechas, no me hago la ilusión de poder enseñar nada, ni de mejorar ni convertir a los hombres. Tampocotengo bienes, ni dinero, ni honor y lustre mundanos; un perro no habría podido aguantar tanto esta vida. Por eso me he consagrado a la magia, a ver si por la fuerza y el verbo del espíritu se me puederevelar más de un misterio, a fin de no tener más necesidad de decir, sudando la gota gorda, aquello que no sé; de reconocer lo que el mundo encierra en su más íntimo meollo, contemplar toda la fuerzaoperante y las simientes y no seguir atascado en palabras.
En una primera parte del prólogo, ocupan el centro de la escena sucesivamente tres arcángeles de la corte celestial: Rafael, Gabriel yMiguel. En sus sucesivas intervenciones, se refieren a todos los elementos que constituyen el universo esencial del hombre y de la Tierra en que habita; hacen lo que puede considerarse unapresentación inicial de la Creación.
El arcángel Rafael, hace referencia al Sol, como creación divina. Esta referencia inicial al Sol, fuente de la luz y de alguna manera habilitante del conocimiento de larealidad, se contrapone al título del capítulo inicial de la tragedia: “La Noche”; que corresponde a un fragmento en que Fausto es presentado en una situación en que se encuentra privado del acceso...
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