MODERNIZMO DE MEXICO
por
Marcelo Daniel Fuentes Gutiérrez
Magister en Artes Pontificia Universidad Católica de Chile
marcelo.fuen@gmail.com
El presente artículo presenta un análisis comparativo de dos corrientes musicales basadas
en el folklore musical chileno: el neofolklore y la proyección folklórica
Palabras clave: folklore,
folklorismo
costumbres,música
folklórica,
revival,
El folklore, desde sus comienzos, estuvo asociado tanto a la realización como al estudio de
prácticas culturales en el mundo rural, de acuerdo con la visión del arqueólogo William
Thoms, quien propuso el término para las costumbres y usos de la población rural, que
parecían haberse quedado en el pasado. Esta asociación, como ya vimos, duró bastante
tiempo, y desde el ámbito erudito, influyó fuertemente al masivo, en el período que
tratamos. Las migraciones campesinas, la fuerte impronta agraria de nuestro país, y la
búsqueda de identidad en la cultura local, como una alternativa a lo extranjero, influyó
para que la sociedad chilena integrara el folklore en el ámbito urbano modernizante. Lo
local estaba en los campos y era lo tradicional, mientras que lo universal estaba en la urbe
y era lo moderno‐modernizante.
La visión de la tradición y la modernidad como opuestas e incompatibles, ha primado en
nuestra sociedad, sin embargo, el folklore musical ha circulado masivamente, otorgando identidad a la música chilena y representando una alternativa de compatibilización entre
tradición y modernidad. Esta circulación urbana del folklore se ha realizado de distintas
formas, a través de diversas tendencias y estilos musicales, los cuales no representan
realidades cerradas ni estancas, sino mas bien propuestas que van desde una proyección
bien documentada en los referentes tradicionales de la oralidad hasta las propuestas
creativas que toman algún elemento que estilísticamente “suena” a folklórico, basado en
el imaginario folklórico de nuestra sociedad.
Según Pereira Salas, desde el siglo XVIII ya se venía incorporado el folklore a las tonadillas
escénicas, aunque podemos pensar que era una práctica que venía desde antes, dado lo común del uso de repertorio tradicional en los géneros escénicos populares, práctica que
provenía del viejo continente.1 Estas Tonadillas escénicas consistían en un “pequeño
intermedio musical intercalado entre los diversos actos o jornadas de las comedias”, que
1
Pereira en Torres, 2005:13.
en España, en el marco de un proceso de enculturación borbona, sufrían un proceso de
apropiación en los sectores populares a través de la oralización, que posteriormente
sufrirían también los cuplets. Así también, en las tertulias saloneras, parece haberse ido
incorporado algún repertorio tradicional. La relación entre el repertorio de salón, y el del
folklore, parece haber sido una rica relación recíproca de circulación. Una forma en que se
dió esta circulación fue a través de la contratación para el servicio en algunas casas
patronales, de mujeres campesinas que practicaban el oficio de cantoras. Esta situación
fue posible gracias al perfil de la cantora, principal transmisora del canto campesino
chileno, la cual por lo general no desarrollaba una labor profesional con su canto, sino mas bien, una vocación que ejercía además de todas las otras labores domésticas, y en nuestro
caso, en el trabajo al servicio de una casa patronal.
En esta casa patronal, la cantora escuchaba canciones de salón que practicaban las
señoritas de la casa, que aprendía adaptándolas a su práctica, aplicándoles los ritmos que
sabía en la guitarra, y variando la melodía y la armonía, según las posibilidades técnicas, ...
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